viernes, 20 de mayo de 2011

DE COMO LA MENTIRA SE CONVIERTE EN ARMA ELECTORAL O LA EPÍSTOLA A LOS DUBITATIVOS

UNO: LA COMEDIA

Hay una escena en la película de Billy Wilder, "La tentación vive arriba" que define muy bien el desconcierto y la desazón del protagonista, Richard Sherman, cuando aprovechando que es verano y su mujer e hijo se encuentran de vacaciones -eso que en España se llamaba antes "estar de Rodríguez"-, intenta llevarse a la cama a Marilyn Monroe. Para crear el ambiente favorable, Sherman utiliza una música de Rachmaninov -el Concierto para piano nº 2- pero fracasa estrepitosamente al no tener en cuenta las llamadas "condiciones objetivas", que en el caso de esta película quedan claramente expresadas cuando Marilyn intenta darle una cambiada al ataque frontal del excitado gañán, fijando su atención en la música y soltando luego una de esas frases que marcan a un personaje para siempre nunca jamás: "...Esto debe de ser música clásica ¡lo he adivinado porque no cantan!".

DOS: LOS JUECES

Hay ocasiones en las que el azar te lleva a paisajes inesperados, puede que a personas aparentemente invisibles, e incluso a artículos de la prensa escrita que te asaltan, consiguen destrozar la coraza que rodea tu mente hasta convertirla en un adefesio, al borde mismo de la mascarada. Aquel día fue el artículo firmado por un tal José Luis Barberia, del que no sabía nada pero del que gracias a mister "google" descubrí cuán odiado era por la extrema derecha, facción catolicismo tridentino. Odios son amores y no buenas razones. ¿O no erá así?, bueno, no importa.
Antes de seguir debo confesarles que a un servidor la judicatura, las togas y esas cosas me la traen al pairo. Las pocas experiencias que tuve con tales menesteres fueron suficientemente disuasivas como para no pensar en dedicarles un monumento a sus señorías. Ni siquiera un monumento de pan de higo que sería lo más apropiado. Y sigo.
Barbería. Vasco. Sospechoso. ¿Rojo?, no lo parece, pero las cosas que cuenta resultan chocantes en un ambiente mojigato como el que nos ha tocado en suerte. Aquí escribes ahora, un suponer, que el/la juez fulanito/a de tal es un/a prevaricador/a de tomo y lomo, y que además se mea de gusto cada vez que el Opus Dei hace recuento de sus fieles, y nadie te asegura que su señoría no decida empapelarte. Por eso me llamó la atención el artículo de Barbería. Se lo resumo. Para él no hay la menor duda de que en España existe una tipología de los jueces: jueces endiosados, jueces vagos, jueces lunáticos, jueces escándalo, y jueces atacados por el exceso de responsabilidad. Pues qué bien.



TRES: ¿HEMOS CAMBIADO ALGO?

"La vieja sirena" es una de las obras literarias que permiten bucear en el poso intelectual de ese joven resistente de 94 años llamado José Luis Sampedro. Se trata de una novela que habla del Egipto que pudo existir en el año 240 después de Cristo, y al igual que en "La tentación vive arriba", la protagonista es una mujer guapa y comprensiva de la que se enamoran casi todos los hombres. Pero es también una investigación sobre la cultura, es decir sobre los hábitos y formas de vida de aquel tiempo. Y no hay sorpresas. Sampedro refleja sensaciones del pasado que revierten en el presente como si nada hubiese cambiado con el paso de los años, de los siglos incluso. Y es que como bien sabemos, los problemas de aquel Egipto antiguo acaban de repetirse hace apenas cuatro meses cuando la población, sobre todo los más jóvenes, lograron desembarazarse por fin del dictador Mubarak.
En un momento de la novela, el rico y ambicioso Ahram da una cena en honor del nuevo prefecto de Alejandría, y los comensales dan rienda suelta a los cotilleos, pero también a los males que asolaban a la vieja ciudad. Hablan entonces de la inseguridad (violaciones y robos); de la suciedad del puerto; de la brutalidad que a veces muestra la policía con los esclavos e indigentes; del alza de los precios; del fisco insaciable; de la proliferación de travestidos... y del sempiterno retraso de la justicia. ¿Les suena la música?



CUATRO: MIÉNTEME, DIME QUE ME QUIERES


Una juez investiga el caso de posible corrupción llamado "Operación Marea". Papeles, facturas, ordenadores, grabaciones telefónicas y declaraciones van conformando el rompecabezas de unos hechos que se presumen deleznables. Dinero, siempre el dinero.
Hay una campaña electoral y mientras no salen las primeras encuestas todo son parabienes: qué bien saliste en la foto, tú, y todo tan guay del Paraguay. Hasta hacen propuestas de lo más sugerente: un túnel que lleve directamente a la cueva del tesoro; un transbordador de plástico fino; y sobrevolando todo, lechugas, muchas lechugas.
La izquierda sufre el vértigo de la crisis económica, y la derecha -genéticamente aguerrida- decide romper el espejo de sus entretelas, pero ¡milagro!¡milagro!: los cristales rotos van dibujando dos figuras asimétricas, un rostro rudo con nariz de boxeador y una imagen pizpireta atusándose la larga y laqueada cabellera; la cara A y la cara B de una misma moneda. Los dos sexos, las dos almas, de un antiguo cuerpo.
¿Dije campaña electoral pugnando izquierda y derecha? craso error. Las deudas pendientes, el usufructo medieval, los tribales odios africanos -¿y por qué no odios asiáticos?¿o mismamente europeos?-, el quítate tú para ponerme yo, los sumarios supersecretos, y si me apuran hasta el tren transoceánico a Bucaramanga, quieren estar también presentes en la batalla por el disputado voto para que no se diga luego. Tantos actores convierten el rodaje en un sin vivir, y ni siquiera el viejo Wilder hubiese podido hacer frente a tamaño desatino.

CINCO: EL DOCUDRAMA

-Pero ya lo dijo Boyer (el economista de ida y vuelta no, el otro, el Charles del bombín cinéfilo) en uno de sus famosos ensayos: siempre que hay elecciones a la vuelta de la esquina los acontecimientos se aceleran hasta límites insospechados. Y así, la retahíla de situaciones melodramáticas alcanzó su cenit cuando la judicatura levantó parcialmente el secreto del sumario de la "Operación Marea" y bajo el título genérico de "Bailad, malditos, bailad" fueron apariendo nombres, apodos, incluso algún mote -que ya hay que tener mala baba, la verdad-, sin que se sepa muy bien por qué quien instruyó el asunto (notarán el sutil distanciamiento para evitar así que su señoría pueda urdir represalias)no evitó someter a escarnio público a decenas de personas que poco o nada tenían que ver con el caso, o que simplemente pasaban por allí. Desde el Rector, hasta el Fiscal jefe, pasando por el presidente de los empresarios -y aún no lo conocemos todo, me dice mi espía pendenciero-, el retrato resultó atronador.
¿Hubo víctimas propiciatorias? ¿colaterales?. Por supuesto que sí, sobre todo en Gijón, donde el entrecejo ceñudo de Pili Pardo, a la sazón lideresa de un PP desvencijado y roto debido a las huestes de un Don Pelayo flamígero (otros de sus fieles aseguran que es el vivo retrato del esqueleto de Jovellanos, aunque los más heterodoxos le llaman simplemente Don Francisco). Sea como fuere, Pili Pardo recuperó para la democracia española un icono de la lucha clandestina antifranquista: el panfleto, aunque añadió por su cuenta y riesgo una estética barriobajera, y el buzoneo indiscriminado utilizando rumanos inmigrantes. Impresionado, no pude evitar llamarla por teléfono.
-¿Cómo ha sido eso, doña Pilar?-
-"Pues nada, chico, insulto, difamo, acuso sin pruebas, pero al mismo tiempo dejo en evidencia que en el PP no solo no somos xenófobos, sino que los libelos contra los sociatas nos los reparten casa por casa gentes llegadas de fuera para quitarnos los puestos de trabajo a los españoles, y todo gracias a Zapatero...., hala, chúpate esa, rojo de mierda. Por cierto, la jueza dice que tenemos toda toda toda la razón". Y colgó.
Aún no me había recuperado del susto cuando el arzobispo de Oviedo, un tal Sanz, de porte (¿y mente?) ancladas en el medievo, tronó colérico desde el altar de la catedral de Oviedo, minutos después de darle la comunión a un contrito Gabino de Lorenzo.
-"Hermanos, en verdad en verdad os digo, que antes de votar en las elecciones debéis meditar bieeeen vuestra decisión....(de pronto sin saber cómo entró en éxtasis y comenzó a elevar el tono de voz). Bueno, mira, qué leches, ni meditar ni nada...¡vostros votais a la derecha, que son los únidos que cumplen con los diez mandamientos! ¿Vale? pues eso. A ver Gabino, usted póngase a la puerta y vaya repartiendo los sobres con las candidaturas".
-"Perdón, señor es que...". Las húmedas paredes de la catedral de Oviedo no daban crédito. Un feligrés, de aspecto elegante -traje con chaleco gris marengo- había levantado la mano, dirigiéndose con voz queda al arzobispo.
-"Es que..." repitió.
Gabino de Lorenzo, con su instinto depredador de siempre, fue el primero en comprender que el peligro disidente acechaba. Quiso hacer un gesto con la mirada al arzobispo pero no llegó a tiempo.
-"Dime hijo, ¿Qué deseas?¿tomar la comunión?¿más de un sobre para votar?,... dime, dime".
-"Verá -dijo el feligrés elegante- es que yo soy de Cascos, y claro, quisiera saber si los que se divorcian dos veces, pues eso, que si cumplen con lo diez mandamientos, porque la verdad, así a simple vista...".
La tensión podía palparse. El arzobispo echó mano del móvil para hacer una llamada a no se sabe quién, Gabino de Lorenzo se pasó la mano por la sudorosa frente, y un artilugio de metal gris perla en el que nadie había reparado hasta el momento pese a su volumen -allí cabían no menos de cuatro periodistas- anunció a los presentes: -"Soy Arturo Román, de La Nueva España, vayan saliendo ustedes de uno en uno, que esta historia me la quedo. ¿Vale arzobispo?". Y con las mismas, sin esperar respuesta, sacó un bloc y comenzó a escribir a seis manos.
-Escena en el Bar La Mina. Mieres del Camino. Francisco Prendes Quirós, relator histórico, abogado, viejo militante tiernista y republicano, quiso hacer acto de presencia en este docudrama amparándose en un artículo de la Constitución española que quiso recitar de memoria, anexos incluídos.
-"Con la venia...".
No pude reprimirte: "no, Paco, no, no, te lo pido por lo que más quieras, no hables como si esto fuese un juicio, que tengo la impresión de que de un momento a otro va a entrar por la puerta del bar una jueza, y mira, mejor no tentar la (mala) suerte".
PacoPrendes, así le llamaba mi abuela, se quedó meditabundo unos segundos pasando a mostrar luego una sonrisa cómplice.
-"Vale. Pero con una condición. Lo que tengo que comunicar a todos los presentes solo lo diré una vez, no quiero aplausos, ni tampoco gritos, y tras mi última palabra hare mutis por el foro". Acepté sin decir ni mu para así facilitar su concentración, el chigreru apagó la televisión, y todos nos dispusimos a escuchar a PacoPrendes.
-"Amigos todos, seré breve pero contundente en el decir. El tercer sabado del mes de mayo, año tras año, El Ateneo Republicano, celebra en Llueves, cerca de Cangas de Onís, el hecho histórico del que fue protagonista un oso asturiano: la muerte del rey Favila, hijo de Pelayo. Nuestra intención, era agradecer una vez más al primer oso republicano del que se tienen noticias, su gesta, su valor, y su generosidad. Pero este año, la Junta Electoral Provincial ha prohibido ese homenaje, al considerar que podía ser aprovechado para lanzar mensajes electorales partidistas durante la jornada de reflexión. (Mostrando un rostro doliente y extendiendo su mano derecha hacia el cielo) Niego la mayor, niego la menor, niego todo, (elevando el tono de voz) ¡y si fuere preciso hasta reniego por tamaña injusticia!. Y no es tanto porque la decisión haya herido nuestros sentimientos republicanos -que también- sino por el desprecio que ese hecho significa para nuestro oso de peluche, aquel que hecho carne, garras y pelos, liberó a Asturias del segundo monarca de su historia, el mismo que cada año trasladamos en procesión por Llueves, como símbolo imperecedero del repúblico que todos llevamos dentro. He dicho".
PacoPrendes hizo ademán de apurar la copa de vino de Cangas que había dejado en la barra del bar para declamar su emocionado discurso e irse, pero se lo impedí. Quería abrazarle, y de paso decirle que no entendía cómo era posible que al PP de Oviedo le hubiese salido gratis colocar la propaganda electoral horas antes de iniciarse la campaña, incumpliendo así la ley, y sobre todo que pese a las denuncias de otros partidos el mitin de Rajoy en el Calatrava se hubiese celebrado como si tal cosa. Pero no hubo caso, aún emocionado por el discurso, PacoPrendes salió con paso ligero del bar La Mina, mientras que el chigreru decía por lo bajini como si tal cosa:
- "Bueno, nin, quien fizo la ley, fizo la trampa. Lo que fai falta ye que algún día podamos dicir eso de que la trampa rescampla".


SEIS: EPÍLOGO ELECTORAL

La campaña electoral se vio asaltada por un acontecimiento no previsto, la irrupción en muchas plazas españolas de "los indignados", el poso de un viejo desencanto que había permanecido hibernado durante muchos años y cuyas consecuencias son aún imprevisibles.
Sin yo enterlo muy bien, unas historias y otras comenzaron a encajar como en un puzzle, pues entre quienes primero dieron su apoyo entusiasta a los "indignados" estaba José Luis Sampedro, el de "La vieja sirena", el creador de Ahram, el amante que tanto le hubiese gustado a Marilyn Monroe, y no solo para amagar y no dar, como
hizo con el pobre Sherman en la película que se inventó Billy a mayor gloria de Sigmund Froid.
Yo también estaba indignado y no solo por las muchas coincidencias con las reivindicaciones de quienes acampaban en las plazas para mostrar su hartazgo ante una crisis de la que los poderosos -que eran quienes la habían creado- salían una vez más indemnes. Estaba indignado ante el panorama dibujado por Barbería de los jueces, autoproclamados algunos de ellos en auténticos dioses que deciden sobre las vidas ajenas, por encima del bien y del mal, y cuyo mérito había sido memorizar los temas de las oposiciones, aislarse de la vida real, sin tiempo para la razón lógica y el pensamiento complejo. Visto lo visto pocos podían asegurar que la democracia había calado en la judicatura española. Yo desde luego no, sobre todo tras conocer algunas de las decisiones aquí relatadas. Y luego la derecha, el voto de los indecisos, ¿cuánto había luchado mi familia por poder votar? ¿cuántas lágrimas tuvo que guardarse mi abuela Elvira, tan católica ella, tsn discreta, tan moderada, tras ver a muchos de sus hijos perdidos en la diáspora del exilio, algunos para no regresar nunca?. Sigo indignado, radicalmente indignado, pero no solo con los poderes inasibles (la banca, las multinacionales, el lucero del alba), sino también con una iglesia católica que en sus cargos prominentes navega por el extremismo más reaccionario, y con una derecha que cuando siente el aliento de la derrota se torna bronquista y mendaz hasta límites insoportables.

Por todas esas razones, las propias y las sobrevenidas, votaré con la intensidad y la convicción de siempre, y lo haré además plena y conscientemente por los rojos, concretamente por esa parte de la izquierda en la que me siento representado: el Partido Socialista, el tantas veces denostado -incluso por sus propios hermanos de sangre-, socialismo democrático.