miércoles, 10 de octubre de 2012

DE BANDERAS Y DERECHOS HUMANOS

No resulta fácil vivir en el desconcierto que genera día tras día este tiempo de atraganto. El hoy siempre se presenta peor que el ayer, sin que importe que hablemos del paro, de la sanidad, de la enseñanza o de las personas dependientes, ya sean enfermos, ancianos, o desposeídos. Y dicen los que saben de estas cosas que aún nos queda un largo recorrido para atisbar diminutas luces de esperanza en la lejanía. ¿Esperanza, dicen? La reforma laboral implantada por el Gobierno neoliberal español no permite tener muchas esperanzas, salvo claro está para quienes se encuentran en el bando de los que mandan, de los que tienen, de los que atesoran. El bando del poder. Frente a ese rostro impenetrable del capitalismo que ordena y manda, tan depredador e insaciable como siempre, la respuesta de los trabajadores es la única posible: protestar, salir a las calles, manifestar pacíficamente su irritación, dejar en evidencia a los corre-ve-y-diles de turno, sin que importe mucho si es por sus mentiras electorales o por sus silencios cómplices, ocultando por ejemplo que dentro de nada darán un nuevo hachazo a la gran mayoría de los ciudadanos españoles, es decir, a quienes dependen de un salario para vivir, ya sean obreros, funcionarios, pequeños empresarios o pensionistas. Así pues, como tantas otras personas, vivo enfurruñado ante el desvarío provocado por esa banda de sátrapas que actúan bajo el mandato imperativo de los especuladores. Pero ya digo, abunda el desconcierto. Un suponer, lo ocurrido días atrás con las manifestaciones convocadas por las organizaciones sindicales para hacer oír su voz frente a los desmanes de la derecha. Miles de personas volvieron a salir a las calles sin que llamasen especialmente la atención las eternas discrepancias entre las organizaciones que convocaban y los encargados de dar las cifras oficiales (policías municipales, por lo general). Hubo sin embargo un caso llamativo, Barcelona, en el que las cifras no diferían sustancialmente entre los encargados de contar: según la Consellería de Interior de la Generalitat participaron en la protesta contra los recortes del Gobierno catalán 15.000 personas, cifra que aumentaba hasta los 20.000 para la policía municipal, que esta vez sí coincidía con los organizadores. Me quedé estupefacto ¿tan solo 20.000 personas en la mani de Barcelona para protestar contra el copago sanitario, los recortes en la enseñanza pública, la disminución de sueldos de los funcionarios, etc, etc? Ese "tan solo" tiene su explicación: el pasado 11 de septiembre, durante la manifestación de apoyo a la independencia de Catalunya coincidiendo con la fiesta de La Diada, las mismas fuentes hablaron de una asistencia cercana al millón de personas. El día 11 se reivindicaba la identidad de un territorio, el nacionalismo, la independencia. El domingo, 7 de octubre, la defensa no era identitaria sino de supervivencia, de derechos humanos, de dignidad. Semejante paradoja no hace sino evidenciar el triunfo ideológico del neoliberalismo frente a la izquierda. Habrá que reconocerlo por tanto: durante los últimos 20 años han realizado un trabajo eficaz, excelente, sí.
Fotografía de la manifestación celebrada en Barcelona contra los recortes del Gobierno de la Generalitat