jueves, 22 de junio de 2017

MAPAMUNDI: (Sobre las Primarias socialistas y la calidad de la democracia)


Superados los Idus de octubre vividos en el PSOE y refugiados, reconvertidos o desaparecidos los antiguos “barones” socialistas en sus lares, quizás merezca la pena hablar ahora de algunas otras cosas que tienen que ver con la calidad de nuestra democracia.
Ciertamente, el 21 de mayo pasado Pedro Sánchez consiguió una verdadera proeza como fue arrancar desde la nada (sin medios materiales y sin brigada mediática a su servicio) para vencer al potente aparato orgánico de su propio partido, liderado desde las bambalinas por Susana Díaz y apoyado en primera linea de fuego por la Gestora que ocho meses antes le había derrocado. El resultado de la consulta fue tan claro y evidente que no hubo más discusión, tal y como quedó demostrado semanas después en el 39 congreso del PSOE.
Dicho lo anterior, no deja de resultar curioso que la contundente victoria de Pedro Sánchez (15.000 votos más que Susana Díaz y casi 60.000 más que Patxi López), recuperando así la secretaría general de su partido, no  haya sido objeto de análisis en el contexto de una sociedad como la española en la que la actividad política llega a diario cargada de presuntas apatías democráticas y hasta de un supuesto desamor vengativo por parte de los ciudadanos que, por lo que se cuenta, consideran a todos los políticos unos vividores (“¡No nos representan!”, gritaban no hace tanto) a causa de la crisis económica, la rampante corrupción y desmanes por el estilo. “La crisis del régimen”, titulan los asaltacielos venidos a menos; “Una nueva transición”, apuntan los supervivientes de viejas batallas; vale, o.k., pero tal parece que no existe ni el más mínimo interés por reflexionar críticamente sobre algunas claves que pueden desprenderse de esas elecciones Primarias socialistas y las ya citadas dudas sobre la calidad de nuestra democracia.
 El primer dato a tener en cuenta es que en la votación del 21 de mayo para elegir a un nuevo secretario general en el PSOE de un censo de 187.815 personas participaron el 79,83 % de los afiliados socialistas (149.951 personas), que además lo hicieron de forma presencial, es decir, acudiendo en persona a las Casas del Pueblo de toda España, eligiendo en secreto una papeleta y votando libremente en una urna, tras rechazar la Gestora la posibilidad del voto por internet.
Esta circunstancia tiene gran valor si se considera que salvo en su recta final, las Primarias no contaron con el interés y el apoyo de los medios informativos mayoritarios, al tiempo que se alentaba una campaña del miedo anunciando poco menos que el final del socialismo democrático en España debido a “la ruptura total del partido”, y a una al parecer “irreconciliable división” entre quienes miraban hacia el pasado y aquellos que apostaban por el futuro. Una movilización política de esa envergadura no puede despacharse con un simple titular de prensa y mucho menos con aquel despectivo “son cuatro gatos”, que desde la Gestora y sus aledaños orgánicos e institucionales pusieron en marcha.
Y es que, contrariamente a lo que suponía y deseaba la vieja guardia (Felipe González, Rubalcaba, los “barones” territoriales, y toda la troupe que aún vive a sus sombras), la rebelión de los afiliados socialistas se llevó por delante a cuantos habían traicionado a sus electores tras prometerles en la campaña electoral que nunca apoyarían un nuevo gobierno de Rajoy ni del PP, es decir, la continuidad del ordeno y mando de la derecha.
Tal vez el mismo argumentario de la Gestora -acusando a Pedro Sánchez y a sus seguidores de estar podemizándose-, contribuyó a esa masiva respuesta, pero más allá de las al parecer inevitables especulaciones el hecho cierto es que si en la consulta que el PSOE realizó en febrero de 2016 para conocer la opinión de su gente sobre un posible acuerdo de gobierno con Ciudadanos ya habían votado 93.632 militantes (el 51,7 % del censo, de los que un 8 % pudo hacerlo por internet), quince meses después la participación subió, se dice pronto, en casi 30 puntos.
Pero para conocer mejor el nivel de compromiso y participación democrática en la España actual, quizás resulte interesante recuperar también algunos datos sobre las consultas organizadas por otras fuerzas políticas, un suponer, Podemos. El 8 de mayo pasado, y ante la posible moción de censura a Rajoy, los podemitas organizaron una votación en la que podían participar los 487.000 inscritos en esa organización, bien como activistas (276.000), bien como simpatizantes (211.000). Para el caso que nos ocupa es irrelevante que dijeran sí a la moción el 97,44 % de los participantes, porque lo verdaderamente significativo es que acudieron a votar 87.674 personas, o sea el 18 % del censo. Cuando meses antes Podemos había realizado otra consulta, entonces sobre el proyecto y la dirección del partido (Vistalegre II), la participación fue de 155.000 personas, es decir, casi el doble, aunque sin olvidar un dato importante, que Podemos no exige votación presencial, sino que admite hacerlo también a través de internet, lo que cuanto menos en teoría debería favorecer un aumento de la participación.
Otra organización política que también suele consultar a sus bases periódicamente es Izquierda Unida. En mayo del pasado año así lo hizo para conocer si les convenía o no ir en coalición con Podemos y otras fuerzas ante las elecciones del mes de junio. En su censo conocido figuran por igual militantes (22.000) y simpatizantes (48.000), permitiéndoseles votar de forma presencial o a través de internet. Así lo hicieron en la mentada consulta un total de 20.067 personas, es decir, el 28 % del censo total.
De estos datos pueden extraerse, entre otras, las siguientes conclusiones:
1.- Las previsiones apuntadas por la gran mayoría de los gurús mediáticos que al parecer marcan el devenir democrático español (tertulianos y analistas, sin excluir a dirigentes políticos), no se correspondían con la realidad y las elecciones Primarias socialistas celebradas el 21 de mayo de 2017 constituyeron un potente ejercicio de participación cívica que favorece la calidad de nuestra democracia.
2.- Contrariamente a lo defendido por quienes trataban de oponer las consultas directas a los militantes con la democracia representativa, las primeras se han demostrado no solo posibles sino imprescindibles para reforzar el compromiso y la participación, recuperando así prácticas que son tradicionales en los partidos socialistas europeos (1), incluido el PSOE, tal como oportunamente recuerda José Borrell en su último libro (2).
3.- El compromiso democrático participativo de los militantes socialistas españoles es hoy por hoy muy superior al mostrado por quienes apoyan a otras formaciones como Podemos e Izquierda Unida, y no digamos ya a la derecha representada por el gobernante Partido Popular (3)



-(1) Fijémonos por ejemplo, en Alemania, y más concretamente en el Partido Socialdemócrata, el SPD, que cuenta con 473.000 militantes. La última consulta realizada por los teutones fue en diciembre de 2013 como consecuencia del acuerdo alcanzado con Ángela Merkel para gobernar juntos, la famosa “gran coalición”, votaron 369.500 militantes socialistas, pronunciándose a favor 256.643 (el 76 % del censo), mientras que lo rechazaban 80.921 y otra 32.000 papeletas eran declaradas nulas.
Por cierto, frente a las críticas despectivas que muchas veces se les hace desde España a otras formaciones políticas de la Unión Europea, quizás no esté de más recordar el respeto democrático interno que muestran algunas organizaciones: el SPD, tras la consulta y el posterior acuerdo definitivo de gobierno de coalición con la derecha democristiana de Merkel, permitió que 30 de sus diputados votasen “no” a ese pacto por razones de conciencia.
-(2) En el capítulo seis del libro “Los Idus de Octubre: reflexiones sobre la crisis de la socialdemocracia y el futuro del PSOE” José Borrell escribe lo siguiente: “(…) La cultura de consultar a la militancia no solo era en cuanto a la política de alianzas, sino que era por todo tipo de cuestiones (…) Por ejemplo, se consultó a las agrupaciones socialistas para la elección del delegado español en los congresos de Stuttgart (1907) y Copenhague (1910) de la II Internacional, siendo elegido Pablo Iglesias por la mayoría de las agrupaciones. La democracia interna llegaba hasta tal punto que se consultaba a las agrupaciones el nombramiento del director de El Socialista (1912)”.
-(3) El pasado mes de marzo el PP de Asturias realizó por vez primera una consulta a sus afiliados para elegir nueva presidenta regional. De un censo que se aseguraba superior a los 20.000 militantes se inscribieron para participar en esa votación 2070, aunque al final votaron 1.748, de los que 1.536 apoyaron a Mercedes Fernández y 189 a Carmen Rodriguez Maniega, por lo que la participación quedó por debajo del 9 %.