lunes, 19 de octubre de 2015


VENDER LA MOTO



¿Es Europa un territorio de historias difusas que desbordan cualquier atisbo de racionalidad?. Demasiadas guerras, recordó el filósofo López Aranguren; demasiada miseria, añadió el hoy casi olvidado Günter Grass. 
La segunda de esas guerras, que fue mundial, abrió un tiempo de comprensión, cierto, pero entretanto y no siguieron las dictaduras, los cortijos, marcando distancias entre un hippie de Hyde Park, un rebelde sin causa de La Sorbona, o un jornalero andaluz condenado a emigrar a la vendimia francesa o a convertiste en charnego de la Cataluña dibujada por Josep Pla. 
Existió un espejismo allá por los años ochenta del pasado siglo cuando la Unión Europea quiso arremangarse los pantalones pero últimamente las fronteras reverdecen y hoy casi nadie recuerda ya las viejas palabras de Schuman o la sonrisa burlona de Churchill. 
El retroceso del poder político en favor del poder económico es evidente: cualquier atisbo de cambio que pueda beneficiar a las clases desfavorecidas -a estas alturas casi todos ya, salvo ese 2 por ciento de la población que siguen forrándose, claro- provoca reacciones en forma de crisis, dejando una estela de miedo que condicionará el voto individual, libre y secreto, y por tanto la calidad misma de la democracia. 
Ese es el terreno de juego en el que se desarrollarán, por ejemplo, las elecciones del próximo 20 de diciembre en España. La esperanza contra el miedo; la razón contra las estupidez; los compromisos electorales frente a la palabrería vana. 
Europa lo sabe, y es de suponer que no se quedará quieta, no. 



viernes, 16 de octubre de 2015

EL MANUAL DE LAS ADVERTENCIAS GRATUITAS

Truenan los clarines anunciando el nuevo zafarrancho de combate: las elecciones generales están a la vuelta de la esquina y los ejércitos ultiman sus penachos y armaduras no vaya a ser que aparezca una cámara de improviso y te joda la campaña. 
Ante esa realidad solo cabe echar mano de manual, abrir el paraguas, y que sea lo que los dioses del Olimpo quieran. Tomen nota:

-El juego sucio de las encuestas alcanzará su cenit allá por el 10 de diciembre. Hasta entonces conviene mirarlas de reojo pero forzando la sonrisa, no vaya a ser. 
-La cordialidad, los brazos abiertos, y las promesas del oro y el moro (salvo que sea ilegal, claro) abundarán por doquier. Se aconseja una paciencia infinita, o ver como alternativa “Big bang theory” aunque sean capítulos repetidos.
-Si usted no tiene claro a estas alturas a quien votará el 20 de diciembre, cágate, lorito: le van a masacrar sin piedad por tierra, mar y aire. Napalm puro, oiga. Advertido queda.
-Sepa que la batalla final se dirimirá en los medios -lo de “informativos” es en algunos casos un mal chiste- y ante tal evento conviene tomarse las cosas con algún tranquilizante cerca. Lo que salga de las urnas es para ¡cuatro años!, una eternidad si se tienen en cuenta los antecedentes más inmediatos.
-Y sobre todo no olvide que el gozo de los gozos, la gran explosión de la felicidad, cuestan un huevo, que se pagan con hipotecas siderales, y que la pela no tiene color. Ya conocen el cartel ¿no?: hoy no se fía, mañana sí.

Luego no vengan con que sí te quise o de dejé de querer.