jueves, 18 de diciembre de 2014

ESCENAS COTIDIANAS

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Un retrato
Cuando la noche se hizo madrugada de luz de luna las voces catódicas comenzaron a repetir, una vez más, esa letanía inconexa fundamentada en el bla, bla, bla de quienes están convencidos de poseer "la verdad", da lo mismo si es política, cultureta, ecológica o futbolera. 

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Una invasión 
La torre de Babel que fue ocupando poco a poco la casa con sus terminales (ya vamos por las tres pantallas planas) ha convertido nuestras vidas -no las imaginadas, sino las otras, las auténticas, las que nos devuelven las televisiones-, en una mezcolanza de géneros que hace muy difícil salir indemnes de tanta batalla aparentemente incruenta. Drama y comedia intentan por igual ganar adeptos, dejando a cambio una ancha franja para la indiferencia, allí donde anida esa mayoría silenciosa que se ha acostumbrado a ahogar las emociones. 
                
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Un cúmulo de sentimientos 
Cuando abandono mi habitación fijo la mirada en la abuela, sentada en su butacón y atusándose el moño cada cuatro minutos con un tic de viaje exacto y limpio; luego en mi padre, que finge leer el periódico aunque esté como siempre con el rucu-rucu de su pensión, echando cuentas y pestes por igual. No veo a mi hermana, quien gusta de hacerse notar por la ausencia; y mi madre... ¿dónde estará mi madre? No es normal ver el salón tan vacío, pues falta hasta el gato, Tom, quien acaba siendo el refugio de todas las miradas cuando la televisión aburre más de lo normal. ¿De qué hablan hoy? pregunto, pero nadie contesta. Veo a un político que conozco y parece referirse a alguna tropelía del Gobierno. Otra más. Qué hartazgo.