viernes, 8 de noviembre de 2019

Crónicas electorales

SOBRE EL FASCISMO Y EL PODEROSO INFLUJO DE LA EXTREMA DERECHA                 

Por Pedro Alberto Marcos


Los ideólogos, politólogos, comunicólogos, sociólogos, abogados de caleya, corre-ve-y-diles y demás turbamulta, tertulianos todos por la bendita gracia de las cámaras, los micrófonos y la pasta gansa que se llevan, andan como locos tratando de ser los más perspicaces en desentrañar las bondades pero sobre todo las maldades de cuantas estrategias adornan a nuestros políticos, y que a su buen saber y entender elevarán a los cielos al futuro Gobierno de España, tratando así de convencer a la afición de un imposible: que tras la tempestad llegará la calma y el 11 de noviembre los ríos serán de leche y miel y todos seremos tan felices comiendo perdices. Ya.
Es muy probable que vuelvan a equivocarse una vez más, pero sea como fuere, sí que hay una certeza, y es que entre esa super motivada caravana de agitadores sociales que continuamente van de los platós de televisión al YouTube, pasando por los estudios radiofónicos, las redacciones periodísticas, el Facebook y el Twiter, hay quienes tratan de vender consejos posiblemente bien intencionados, pero ya saben el dicho: “consejos traigo que para mí no tengo”. 
Abundan por tanto las recomendaciones sobre qué estrategias permitirán ganar las elecciones del domingo y también qué cosas decidirán el voto de los siempre amados indecisos, oscuro objeto del deseo para quienes buscan ir más allá de sus fronteras ideológicas; es decir, todos los partidos. De alguna manera, es la política espectáculo como parte del mercado. Esto “no vende”, dicen, pero en cambio aquello “es interesante y cotiza al alza”. El agitprop elevado a la quinta esencia del saber con su correspondiente resultado demoscópico. Las encuestas, las malditas encuestas que son nuestro alimento. Sin embargo a la hora de la verdad esos tertulianos no son capaces de explicar clara y razonablemente la "profundidad" de sus análisis, limitándose en ocasiones a recursos tan etéreos como las impresiones (ese eficaz “yo tengo la impresión…” con el que tantas veces inician sus peroratas) cuando hay asuntos de extrema importancia que a pocas horas para acudir a votar siguen revoloteando sobre el debate político contumaces, inapelables. Muchos políticos descubrirán en la noche del domingo que estaban equivocados en sus previsiones, incluso las más optimistas, y lo pagarán caro, sin duda, pero ¿y los sabios "analistas" que son capaces de decir y desdecirse, de lanzar sentencias inapelables como si llegase el fin del mundo, de simular que conocen todas las claves o de mostrar ingenuidad paleta? 
Un suponer: la advertencia de que el anunciado ascenso de la extrema derecha no reforzará el voto de izquierdas por la simple razón de que VOX, su partido oficial, NO es un peligro para la democracia. Puntualizan ufanos que el pasado 28 de abril esa misma formación consiguió pocos diputados y que no hay peligro porque son y serán un grupo minoritario. Con esa profunda reflexión vienen a decir: resulta que hace seis meses nos metieron miedo con ¡que viene el lobo!¡que viene el lobo! pero al final resultó ser un cabritu enfurruñau. ¿Sí?¿Seguro? ¿Era una advertencia sin sentido?. Por cierto, y no cabe sorprenderse, que ese análisis/consejo/advertencia en el fondo va dirigido sobre todo al Partido Socialista que fue el que ganó las elecciones hace poco más de cinco meses y que, a tenor de las encuestas, volverá a hacerlo el próximo domingo, 10 de noviembre. 
¿Cuál es la razón de fondo de esa crítica al PSOE y a Pedro Sánchez? Pues según los “analistas" y otras hierbas, porque en las elecciones del pasado 28 de abril los socialistas ganaron las elecciones gracias al “voto del miedo”, azuzando el PSOE con "malas artes" la ingenuidad de los electores progresistas y sacando a pasear el espantajo de que viene la extrema derecha gritando histéricos en cada mitin que era necesario pararles. 
Hagamos memoria. Es cierto que el PSOE en la pasada campaña electoral, junto a sus propuestas de programa, sin duda lo más relevante, quiso combatir una realidad que ya mostraban claramente las encuestas pero también y sobre todo nuestro entorno europeo e incluso allende los mares: al rebufo de las diversas crisis (económicas, políticas, sociales, territoriales, etc) la extrema derecha ha ganado adeptos durante los últimos años en muchos países llegando incluso a dirigir gobiernos o siendo parte de los mismos, y que en España esa tendencia iba a permitirles volver al Parlamento 37 años después de la debacle de Fuerza Nueva, y 20 desde la desaparición del Frente Nacional, organizaciones que se llevó por delante en un caso el arrollador triunfo socialista de 1982 y en el otro el cansancio de Le Pen y compañía hartos de echar dinero a un pozo sin fondo con la peregrina idea de conseguir un grupo de euroescépticos en el Parlamento de Estrasburgo para atrincherarse y organizar desde dentro la voladura de la Unión.

LA EXTREMA DERECHA EUROPEA

Pero no vayamos tan atrás en el tiempo y fijémonos brevemente en la situación actual de la extrema derecha europea y americana.
-Los Gobiernos de Polonia y Hungría están dirigidos por neofascistas.
-En Francia, Italia, Dinamarca, Países Bajos, Bélgica y Finlandia son la segunda fuerza política, es decir, lideran la oposición.
-En Alemania, Suecia y Grecia los de la extrema derecha son el tercer partido del arco parlamentario; también en Austria, aunque en este caso no son oposición sino que forman parte del actual gobierno. Caso a parte es el UKIP (Partido Independiente del Reino Unido) dirigido por el antieuropeista y radical de derechas Nigel Farage, cuyo populismo resultó clave en el referéndum sobre el Brexit pese a no contar con ningún representante en la Cámara de los Comunes.
Las principales características que definen a la mayor parte de estos partidos de la xenófoba y racista extrema derecha europea son la crítica desaforada a las políticas migratorias, un rechazo al feminismo, a la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, también a los de los homosexuales y a las políticas LGTB, al tiempo que apuestan por un nacionalismo excluyente que impulsa el proteccionismo económico dentro de sus fronteras y, como corolario de esa deriva, a un antieuropeismo radical.
Ese auge de la extrema derecha alcanza también a los dos países más importantes del continente americano: los Estados Unidos con Donald Trump en la Casa Blanca, y Brasil tras la victoria electoral de Jair Bolsonaro.


     En el año 2013, cuando se crea VOX, la extrema derecha europea ya tenía una importante representación en más de una docena de países. Actualmente Marine Le Pen es en Francia la alternativa política a Enmanuel Macron con más del 20 % de votos según las últimas encuestas

TAL COMO ERAN (LOS FASCISTAS ESPAÑOLES)

Con matices y peculiaridades, consecuencia sin duda de la historia política española durante buena parte del pasado siglo XX, la extrema derecha representada actualmente por VOX no es producto de la casualidad sino de un camino iniciado en ya en 1933 por Falange Española, el partido que creó José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador que le dio su apellido y que tras un golpe de estado había gobernado este país entre 1923 y 1930 (1).
El fundador de la Falange comenzó a militar desde muy joven en la Unión Monárquica Nacional, partido heredero de la organización política que había apoyado a su padre durante la dictadura, la Unión Patriótica, pero fue un viaje de corto recorrido pues tras fracasar en su intento de ser diputado en las elecciones de 1931 las ideas fascistas de Benito Mussolini le llevaron primero a colaborar en “Fascio”, una revista que se significó por sus ataques al liberalismo político, y más tarde a crear Falange Española, grupo sectario y marginal que apenas si encontraba eco en la España republicana (polarizada entre la izquierda y el nacionalcatolicismo de la derecha) y que tenía además un marcado carácter insurreccional. Incluso cuando se celebraron las elecciones de febrero de 1936, que dieron el triunfo al Frente Popular, la Falange rechazó integrarse en el Frente Nacional con el que concurrían las derechas. En aquellas elecciones la Falange solo consiguió 44.000 votos en toda España, el 0,7 %  de las personas que habían acudido a las urnas.
Cuando tuvo lugar el fallido intento de golpe de estado contra la República el 18 de julio de 1936, José Antonio ya estaba en la cárcel por posesión ilícita de armas y desde allí trató de liderar la insurrección mediante cartas dirigidas a sectores claves como el militar, exigiéndoles que dejasen de ser neutrales ante un “Gobierno traidor, inepto, cruel e injusto que conduce (a España) a la ruina” y advirtiéndoles que “ha sonado la hora en que vuestras armas tienen que entrar en juego para poner a salvo los valores fundamentales(2). Condenado a muerte por conspiración contra la República fue ejecutado el 20 de  noviembre de 1936, aunque los militares rebeldes ocultaron la noticia durante dos años. Posteriormente, Primo de Rivera sería convertido por Franco en un icono de la lucha contra el marxismo, el comunismo y la masonería, se apropió de su legado ideológico, y pasado un tiempo aquellos que eran considerados “falangistas de la primera hora” pasaron a ocupar un papel secundario y puramente testimonial en la arquitectura ideológica que dio sustento a la dictadura. Una vez finalizada la guerra de España el 1 de abril de 1939 (pese a que incluso dentro del régimen se aceptó como cierto que hasta 1952 la resistencia de grupos aislados de guerrilleros había dejado en entredicho esa verdad oficial), Franco trató de aparentar un total desapego hacia los dos países que más le habían ayudado en su lucha contra el Gobierno republicano, la Alemania de Adolf Hitler y la Italia de Benito Mussolini, actitud que fue a más tras la derrota del eje Roma-Berlín en la segunda Guerra Mundial pero que tal como se ha demostrado posteriormente no era real, de hecho España se convirtió en el país refugio de muchos nazis que lograron escapar y librarse de los juicios llevados a cabo por iniciativa de las naciones Aliadas entre los dirigentes, funcionarios y colaboradores del Tercer Reich alemán. 


Hay además constancia documental de la presencia en España de la conocida como “Internacional Negra”. En 1953 Franco acogió al antiguo coronel de las SS Otto Skorzeny que había sido colaborador directo de Hitler, detenido en 1945 tras el triunfo de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial y juzgado en el Proceso de Nuremberg, pero que logró escapar del campo de concentración de Darmstadt tres años más tarde, reapareciendo públicamente en Madrid en 1953. Skorzeny y el ideólogo nazi León Degrelle trataron de reorganizar desde España el Movimiento Neofascista Europeo. 

NACE “FUERZA NUEVA”

Hubo de esperarse a la muerte de Franco en 1975 para que diversos grupos vinculados a la antigua Falange decidieran reorganizarse frente a la actitud de quienes, desde el propio régimen y sin renunciar a la herencia de la dictadura, pretendían avanzar hacia una democracia limitada en la que la izquierda clandestina no tuviera ninguna presencia. Se hablaba entonces no de partidos sino de “asociaciones”. Aquel intento fracasó y cuando Adolfo Suarez, que había sido nada más y nada menos que Ministro-secretario general del Movimiento en el primer gobierno presidido por Arias Navarro, fue elegido por el rey Juan Carlos para tutelar la Transición, el sector mas ultra de una ya por entonces escuálida Falange intentó resurgir de sus cenizas, creando un nuevo partido político. El origen de aquel proyecto de la extrema derecha era una sociedad editorial nacida en el año 1966, entre cuyas actividades estaba la publicación de una revista llamada Fuerza Nueva. Según explicó en octubre de 1976 su principal impulsor, Blas Piñar, la nueva formación fascista nacía con el fin de “mantener vivos los principios ideológicos del Alzamiento Nacional del 18 de julio” y de la posterior dictadura, utilizaba el lema “Dios, Patria y Justicia” y su principal objetivo era impedir que la dictadura franquista llegase a convertirse en una democracia parlamentaria. 
En las Elecciones Generales de 1977, Fuerza Nueva acude en coalición con la Confederación Nacional de Excombatientes, los Círculos Doctrinales José Antonio y la Agrupación de Juventudes Tradicionalistas, es decir, con los restos del naufragio franquista, pero solo consigue 67.336 votos en toda España y ningún diputado. 
En 1978 se sometió a consulta la Constitución democrática aprobada por las Cortes, votación en la que participaron un total de 15 millones de españoles. La apoyaron con un SÍ el 87,87 % de los votantes, la rechazaron con un NO el 8 % y se abstuvieron el 32 %. Fuerza Nueva, como era previsible, rechazó apoyar el texto constitucional (3).

BLAS PIÑAR LLEGA AL PARLAMENTO

En 1979 volvieron a presentarse a las elecciones generales, nuevamente en coalición con otros grupos de extrema derecha (falangistas, tradicionalistas y ex combatientes), consiguiendo esta vez 378.964 votos (2,11 %) y un diputado, su líder Blas Piñar. Fue posiblemente la mejor etapa de este partido, pues al igual que ocurre ahora con VOX, la asistencia a sus mítines era numerosa, las concentraciones en la plaza de Oriente, en Madrid, para recordar la muerte de Franco concitaban la presencia de antiguos y nuevos simpatizantes de la dictadura, si bien tanta concurrencia y entusiasmo no se correspondían luego con el número de votos.

   Blas Piñar en un acto de Fuerza Nueva. A su izquierda, haciendo guardia, Carlos García Juliá, uno de los fascistas que participó en los asesinatos de los abogados laboralistas de Atocha en el año 1977, que se fugó de la justicia y se encuentra huido en Brasil

En 1982 llegará la debacle para el partido fascista como consecuencia, entras razones, de la reacción de los votantes tras el fallido golpe de estado del 23 de febrero de 1981, pese a que su presencia y colaboración en aquel intento de detener el proceso democrático no pudo demostrarse. Mientras la Unión del Centro Democrático, hasta entonces gobernante, se deshacía en luchas internas y el PSOE lograba una aplastante mayoría absoluta, Fuerza Nueva solo consiguió 108.746 votos (0,52 %) y ningún escaño (4).
 El partido se disolvió, acogotado por las deudas económicas, en noviembre de 1982, tan solo un mes después de celebradas las elecciones, y desde entonces, salvo la irrelevante presencia del llamado “Frente Nacional” (5), la extrema derecha no ha contado en España con ninguna organización que la representara en el Parlamento hasta la irrupción de VOX en abril de este año. Una parte de sus votantes, merced al “voto útil”, quedó subsumida en la Alianza Popular de Fraga, pasando posteriormente al PP de Aznar y Rajoy, mientras que el resto de sus huestes sobrevivían deambulando por asociaciones y fundaciones de corte netamente franquista, minoritarias, irrelevantes, preñadas de sectarismo, pero bien amamantadas en ocasiones por el dinero público.

¡TARANCÓN AL PAREDÓN!

A diferencia del fascismo español de la primera mitad del siglo XX y sobre todo entre los años 1934 y 1945, la extrema derecha que transitó por la última etapa del franquismo, la posterior recuperación de la democracia y hasta el triunfo electoral socialista de 1982, apenas si lograba sobreponerse a su estado de indigencia social y tampoco estaba en condiciones de buscar referencias en el exterior. Hacía tiempo ya que los que habían sido aliados y apoyo de los sublevados contra la República española, es decir, el nazismo alemán, el fascismo italiano, y el salazarismo portugués, no eran un ejemplo a seguir. Los dos primeros tras ser derrotados en la Segunda Guerra Mundial y el tercero, un vulgar remedo del fascismo italiano con su “Estado Novo”, que hubo de enfrentarse a la Revolución de los Claveles del 25 de abril de 1974 llevándose por delante al dictador primo hermano de Franco, Oliveira Salazar.
 Así pues, los más irreductibles herederos de la España “del 18 de julio”, primero falangista y luego simplemente franquista, estaban “solos” frente al mundo. 
Queda dicho que “Fuerza Nueva” gozó de corta vida, apenas seis años (1976-1982), y sus señas de identidad ideológica, la sublevación contra la República y el franquismo, apenas encontraban eco en la sociedad española de entonces. En cambio la participación de sus militantes en diversos atentados ultraderechistas, ya fuese contra políticos de izquierdas, estudiantes, sindicalistas o redacciones de periódicos, fue más que evidente aunque apareciesen bajo otros nombres como Guerrilleros de Cristo Rey o Falange Española de las JONS, muestra inequívoca de la disgregación en la que se encontraban los neofascistas españoles. 

Tarancón, máximo representante de la jerarquía católica española durante la Transición, apoyó abiertamente la Constitución democrática aprobada en las Cortes, algo que los franquistas no le perdonaron nunca. Para ellos, al igual que Suárez o Carrillo, su único objetivo era "romper España"

Lo cierto era que en un contexto en el que la reconciliación nacional llevaba aparejada la recuperación de la democracia y la integración en la Unión Europea, los mensajes de la ultraderecha, ya fuese apelando a que existía un complot para destruir España, tratando de recordar la simbología de la Cruzada contra el marxismo ateo o simplemente fundamentando su doctrina en un acendrado y ya pretérito nacionalcatolicismo, caían en saco roto. Hasta el cardenal de la iglesia católica y Presidente de la Conferencia Episcopal española, Vicente Enrique y Tarancón les resultaba insoportable y llenaron los muros con pintadas bien expresivas: ¡Tarancón al paredón! ¡Franco resucita, España te necesita!. Si a eso se une que los cuadros de Fuerza Nueva o eran jóvenes sin experiencia política o ancianos de la llamada “primera hora” falangista, se comprende mejor que el llamado “voto útil” buscase refugio en las candidaturas de Fraga y compañía abandonando la retórica de hacer frente a los anti-España (los rojos) y el separatismo.
Sin embargo la extrema derecha hubo de enfrentarse a un problema generado dentro de los que se consideraban herederos del franquismo, y es que arrumbada la UCD a causa de sus querellas internas, la única alternativa real al Partido Socialista era Fraga Iribarne con su debilitada Alianza Popular y desde las filas conservadoras ya habían comprobado elección tras elección que ese partido había tocado techo y que por tanto resultaba imprescindible cambiar de estrategia, también de nombre pasando a llamarse Partido Popular, buscar entre los restos de la extinta UCD e integrar a los más radicales, lo que significaba a corto plazo la desaparición de Fuerza Nueva. Tal como recuerda el periodista Mariano Sánchez Soler (6), en ese intento por aislar a los neofascitas de Blas Piñar, aunque por razones bien distintas, coincidieron Fraga y Felipe González; el primero para reunificar a toda la derecha y el segundo para anular a los nostálgicos de la dictadura, y es que tras la muerte de Franco la extrema derecha había intentado organizarse en torno a los deudos del dictador, especialmente su hija, Carmen Franco y su yerno Cristóbal Martínez Bordiú, el marques de Villaverde, que acompañados de Blas Piñar  gustaban de promover movilizaciones en la Plaza de Oriente, en Madrid, e intentar así la continuidad del régimen. Fue un periodo muy breve de tan solo siete años, desde noviembre de 1975 hasta octubre de 1982.

IRRUMPE EL POPULISMO

El historiador Xavier Casals (7), en un interesante artículo sobre la evolución de la extrema derecha en España, recuerda que en  todo este proceso tuvieron igualmente su importancia algunos personajes que aún pudiendo asimilarles por sus actitudes e incluso ideas a la extrema derecha, se cuidaron bien de potenciar un populismo de folklore y espectáculo, a caballo entre el chulo madrileño, el empresario del Opus engendrando sin parar hijos para el cielo, el banquero rezumando brillantina o el quinqui robaperas, todos parte de una ópera bufa que no hacía otra cosa que esconder intereses económicos personales y/o familiares. Deben inscribirse dentro de ese campo las controvertidas personalidades de José María Ruiz Mateos, Jesús Gil o Mario Conde, que con diversa suerte intentaron ocupar un espacio político en el que confluían actitudes radicales a veces antagónicas pero con resultados electorales evidentes. Ruiz Mateos logró dos escaños en las elecciones Europeas de 1989; Jesús Gil asentó sus poderes en la ciudad de Marbella, en Ceuta, así como en diversos municipios de la Costa del Sol, mientras que el ex banquero lo intentó todo, lo ganó todo, pero al final se fue a la mierda. Con la de admiradores que tenía en todas partes, periodistas, reyes, amas de casa. Una pena lo del brillantinas, ya te digo, pero la vida es “asin”.





























EL NACIMIENTO DE VOX

En el año 2013 las cosas no van bien para el Partido Popular, la crisis económica comienza a pasarle factura, la continua aparición en los medios de casos de corrupción también, y el caso Bárcenas significa sin duda un punto y aparte en la historia reciente de ese partido. En diciembre de 2012, antes de descubrirse la contabilidad B y el pago de sobresueldos en dinero negro, la expectativa de voto del PP era del 34,2 %, pero tres meses después ya había caído hasta el 29,7. A partir de entonces las previsiones de las encuestas fluctúan entre caso y caso, porque ya era evidente que la corrupción había anclado con todos sus garfios en el buque insignia de la derecha española. La Gürtell con Correa y el Bigotes, Camps y la trama valenciana, Bankia, Rato detenido,  la Comunidad Autónoma de Madrid con dos ex presidentes en la cárcel, la aparentemente incombustible Esperanza Aguirre bajo sospecha, y Cristina Cifuentes robando crema antiarrugas en un supermercado… Cualquier intento de racionalizar aquel desastre era baldío y comenzó la desbandada por la derecha. El considerado sector crítico, sin gran relevancia, decide tirarse al monte y el 17 de diciembre de 2013 crean VOX con los rostros, entre otros, de Ortega Lara, Alejo Vidal Cuadras, Santiago Abascal, Cristina Seguí, José Luis González Quirós y el incombustible Ignacio Camuñas (exUCD y exPDP), casi todos ellos ya ex militantes del PP. Las crisis llegan pronto y meses después, tras fracasar en las Elecciones Europeas, abandonan Seguí, Vidal Cuadras e Ignacio Camuñas, es decir, la mitad de los que habían sido presentados públicamente como líderes de VOX. En 2014 eligen una nueva dirección y Santiago Abascal recibe casi todos los apoyos como nuevo presidente de la formación. Se presentan a las elecciones en Andalucía en marzo de 2015 pero con 18.017 votos (el 0,45 %) no consiguen ningún diputado. En mayo hacen lo propio en otras 9 comunidades (Asturias, Cantabria, Castilla y León, Madrid, Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia, Valencia y Canarias) y el resultado es igualmente negativo: ni un solo diputado. En las elecciones municipales la extrema derecha presenta candidaturas en 120 municipios españoles y al final consigue 22 concejales y 2 alcaldías en un total de 13 municipios.

¿LOS VERDADEROS Y ÚNICOS ESPAÑOLES? 

Hay un componente de histrionismo que atraviesa la actitud de los dirigentes de esta extrema derecha irredenta de difícil catalogación. Con ese aire mitad medieval, mitad chulo de playa, están dispuestos a demostrar que ellos son más españoles que nadie, incluso convirtiendo falsos mitos en verdades históricas inmutables, como cuando van a la cueva de la virgen de Covadonga, en Asturias, para iniciar la campaña electoral del pasado mes de abril y anunciar Urbi et orbi que allí comienza nuevamente la Reconquista de España para liberarla del moro invasor, al igual que hiciese don Pelayo entre los años 718 y 722. A estas alturas no hay historiador que sostenga semejante embuste, pero es igual, a los de VOX eso se la suda, porque ellos sí que creen que en el año catapúm tuvo lugar la primera derrota de los musulmanes frente a la cristiandad. Ciertamente, ni siquiera son originales, porque hace la friolera de 85 años, otro político defensor del nacionalcatolicismo, fundador a su vez de la Confederación Española de Derechas Autónomas (la CEDA), Gil Robles, hacía lo propio acudiendo a Covadonga para anunciar con verbo fácil y tronante que “vamos a exaltar el sentimiento nacional con locura, con paroxismo, con lo que sea: prefiero un pueblo de locos a un pueblo de miserables”. A Gil Robles le motivaba mucho en aquel tiempo la parafernalia de inspiración fascista y sus seguidores le recibían al grito de “¡Jefe!¡Jefe!¡Jefe!”, a mayor gloria de Benito Mussolini. Otra cosa es la emotiva conexión ideológica que con frecuencia suele darse en las derechas. Gil Robles se trabajó a conciencia en Covadonga los entusiasmos del fascio, Abascal anunció ante la Santina que la morisca además de ser derrotada será lanzada al mar, y Pablo Casado sin falta de ir a la cueva, durante una visita a la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, hizo lo propio anunciando la nueva Reconquista. Hay que ver qué obsesión guerrera atesoran estos chicos de ahora imitando a sus antepasados fascistas. Cosas de la genética, supongo.

¡GIBRALTAR ESPAÑOL!




En otras ocasiones el patriotismo de pandereta permite escribir guiones que ni Berlanga en su etapa más brillante. 
El 20 de mayo de 2016, fecha que sin duda quedará para la historia, un selecto grupo de militantes de VOX, once para ser exactos, entre los que se encontraban nada más y nada menos que Javier Ortega (a la sazón secretario general del partido) y Nacho Mínguez (presidente de VOX en Madrid) entraron en plan invasión patriótica en Gibraltar para desplegar una bandera de España en la cara norte del peñón, mostrando así su valor y arrojo en defensa de los valores que atesora ese trozo de tierra que nos arrebató la Pérfida Albión. Con espíritu militar, como corresponde, un equipo operativo había realizado previamente una serie de viajes “de información” al lugar donde se desencadenarían los acontecimientos y trazar así el plan correcto. La secuencia de los hechos fue como sigue: Ortega se puso el bañador y bajó a la playa de La Línea cuando amanecía. Tras nadar un buen rato “salí de La Línea, empecé a virar hacia África y, cuando ya no podían verme apunté en línea paralela” entrando en tierras británicas a través de una playa cercana al aeropuerto que es muy frecuentada y al aparecer tan campante en bañador como cualquier otro,  “se mimetizó con el paisaje” y llevó a cabo su plan.
La bandera rojigualda medía 168 metros cuadrados y permaneció extendida en la montaña unos 20 minutos hasta que alguien avisó a la Royal Gibraltar Police y la retiraron, los muy cobardes. Tras ser descubiertos, el presidente de VOX Madrid fue detenido mientras que el secretario general del partido, dando muestras de gallardía y espíritu inasequible al desaliento, volvió a sumergirse en las aguas para huir a nado pues tenía cuentas pendientes con los malhechores que dirigen el peñón: la Policía gibraltareña tenía orden de detenerle por haber retirado en el año 2013 un bloque de hormigón que habían puesto en las aguas y que a ojos de Ortega era una provocación más de los usurpadores. En la Interpol no lo consideran así y mantienen vigente una orden de busca y captura.
Esta magnífica historia se la ha contado el propio protagonista de la hazaña al periódico digital “elespañol.com”, como primicia a un medio con un nombre tan apropiado, y sin duda como muestra de agradecimiento y reconocimiento el periodista nos lo presenta con estas palabras: “Abogado, esbelto, robusto y casi siempre engominado”. Y no sigo porque me emociono.

LA INFLUENCIA DE LOS PACTOS DE VOX 
CON EL PARTIDO POPULAR Y CIUDADANOS 

No hizo falta esperar a las Elecciones General del pasado mes de abril para ver con claridad que el protagonismo de la extrema derecha iba en aumento. El 2 de diciembre de 2018 se celebraron los comicios autonómicos en Andalucía, resultando que con tan solo 12 diputados VOX tenía en su poder la llave para cambiar el gobierno andaluz y supo utilizarlo convenientemente. Formalmente no están en el gobierno pactado por el Partido Popular y Ciudadanos pero sus políticas están muy presentes tal como demostraron el pasado mes de junio cuando se negociaban los presupuestos de esa comunidad. El partido de extrema derecha había asegurado que no aceptaría apoyar las cuentas  previamente pactadas por el PP y Cs si no se recogía la anulación de las ayudas para luchar contra “la violencia de género”, sustituyéndolas por “la violencia intrafamiliar”, tratando así de desnaturalizar la violencia machista. Igualmente, las demandas de este partido sobre la Memoria Histórica fueron aceptadas por PP y Cs. El consejero de Hacienda de la Junta de Andalucía, perteneciente al PP, calificó de “acertadas” las exigencias de VOX. 
Pero no es solo  cuestión de su tenaz lucha “contra el feminismo”, muchas otras políticas, claramente escoradas hacia la xenofobia o el racismo, tienden a cuestionar cualquier medida pública en beneficio de las mayorías, así por ejemplo hace apenas un mes trataron de dejar sin efecto la bonificación de casi un 99 por ciento del coste de las matrículas en la Universidad. El PSOE (el partido que había aprobado tiempo atrás esa medida) y Adelante Andalucía impidieron con sus votos que se aprobase la propuesta de VOX. Un catedrático andaluz de luenga trayectoria democrática no dudó decir entonces: “Están ahí, cierto, y respiran cada vez más fuerte”. 

Los pactos del Partido Popular y Ciudadanos con la extrema derecha tuvieron un notable punto de encuentro en la concentración celebrada en la plaza de Colón, en Madrid, en febrero de este año

-En el caso de la comunidad de Madrid la experiencia andaluza sirvió como trampolín para impedir que el partido que había ganado las elecciones, el PSOE, pudiese gobernar, siendo elegida presidenta Isabel Díaz Ayuso gracias a los votos de su partido, el PP, de Ciudadanos y de VOX. Hoy, las políticas del gobierno madrileño están sujetas a lo que decide la extrema derecha tal como demostró a primeros de octubre Díaz Ayuso cuando en una sesión de control parlamentario cargó contra la Ley de Memoria Histórica (la misma que con Rajoy al frente del Gobierno el PP no se atrevió a suprimir, conformándose con paralizarla) declarando que dicha ley la “espantaba”, acusando al presidente del Gobierno Pedro Sánchez de dividir a los españoles al sacar los restos de Franco del Valle de Los Caídos. Después de asegurar que el PSOE y la izquierda tenían como única hoja de ruta dejar a un lado “la Transición, la bandera, La Corona y la Constitución” se preguntó qué será lo siguiente: “¿la cruz del valle (de los caídos)? ¿todo el valle?¿las parroquias del barrio?¿arderán como en el 36”? Y siguió: “En el año 36 ardieron iglesias, eso es una certeza, una realidad, también que este Gobierno (el suyo) va a hacer todo lo posible para que en 2019 no vuelvan a arder como consecuencia de que haya alguien que quiera imponer su ideología sobre otras”. Rocío Monasterio, portavoz de VOX, le dijo a la presidenta del PP: “Tienen que elegir entre ser cómplices de Sánchez o ponerse en frente e impedir que rompan con el legado de la Transición”. Es decir, VOX, la extrema derecha, reivindica ahora su papel histórico como “garante” de una transición de la dictadura franquista a la España constitucional que entonces combatió con todas sus fuerzas, asesinatos incluidos. Y el PP y Ciudadanos, aplaudiendo. Concretamente, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, de Ciudadanos aseguró en posteriores declaraciones que el gobierno regional madrileño “hará todo lo posible para que no vuelvan a arder las iglesias en 2019”, mostrando así su apoyo a las palabras de Díaz Ayuso. Añadió el cargo de Ciudadanos que esa actitud obedecía a que lo que realmente le preocupaba era “gobernar desde el centro liberal”.

Cuando el Gobierno socialista de Pedro Sánchez consigue sacar por fin a Franco del Valle de los Caídos, mientras VOX y los franquicias montan en cólera, tanto el PP como Ciudadanos prefieren mirar hacia otro lado, como desentendiéndose no solo de lo que significó la dictadura sino también de lo que significa actualmente la extrema derecha 


En esa misma sesión, VOX impidió con sus votos que se leyese en la Asamblea una declaración por las víctimas de la violencia de género. Idéntico destino tuvo una proposición no de ley en la que se pedía al gobierno madrileño que declarase el estado de emergencia climática, estableciendo una estrategia para defender la calidad del aire, animar a los municipios a limitar el tráfico de vehículos en núcleos urbanos de más de 50.000 habitantes, e impulsar una ley contra la Pobreza Energética para garantizar que ningún hogar se vea privado de los suministros básicos por la ausencia de recursos.
Se ha dicho que, en realidad, la extrema derecha no necesita un gran caudal de votos para conseguir sus objetivos y ciertamente los hechos lo están demostrando. En un reciente mitin en Vistalegre con más de 13.500 asistentes, VOX recuperó símbolos del franquismo, fijó como principales objetivos sus más queridas obsesiones, la derogación de la Ley de Memoria Histórica y la Ley de Violencia de Género y se presentaron como los verdaderos revolucionarios del tiempo presente. “Las élites no estaban dispuestas a aceptar que había un partido político que cuestionaba sus dogmas”, dijo entonces Rocío Monasterio, y como la “rebeldía” que propugna su partido la animaba a no callarse nada, añadió: “Nos llaman racistas, xenófobos y machistas, pero lo verdaderamente cierto es que hay cosas de las que solo habla VOX”. Ortega Smith calificó a Pedro Sánchez como “el mayor traidor de España”, mientras que Abascal aseguraba, ya en pleno éxtasis, que “la historia del Partido Socialista es una historia criminal”. Menos mal que estos chicos son de educación selecta, de buenas familias y temerosos de Dios. ¿Y Franco? ¡Ah el Caudillo! Quieren borrar su lugar de honor en la historia de España, quieren arrancarlo del corazón de los verdaderos españoles, de su tumba en el Valle de los Caídos, pero VOX hará cuanto sea necesario para impedirlo. El lenguaje asemeja por momentos al de la época más fielmente germanófila y fascista de Giménez Caballero, aunque Serrano Súñer no le iba a la zaga. Y Franco salió por fin del mausoleo tras una decisión democrática del Parlamento español, ratificada luego por la Justicia y ejecutada por el Gobierno socialista de Pedro Sánchez. 

OLVIDOS Y CAMBIOS DE OPINIÓN
DE LOS TERTULIANOS, ANALISTAS,
POLITÓLOGOS Y DEMAS HIERBAS

-Queda dicho que tras las elecciones generales de abril y las autonómicas y municipales de mayo, VOX contaba con una exigua representación tanto en el Congreso como en las Comunidades Autónomas y  Ayuntamientos, evidencia que hizo exclamar a los conspicuos analistas ¡Ha pasado el peligro! ¡No era el lobo tan fiero como lo pintaba el PSOE durante la pasada campaña electoral!, queriendo mostrar así de paso que la estrategia electoral socialista contra la extrema derecha se había basado en falsedades y exageraciones, tal como habían advertido el PP y Ciudadanos, siempre cogidos de la manita cuando se trata de leña al mono sociata con cara de Pedro Sánchez.
Y sin embargo…
Uno de los hábitos más corrientes de quienes iluminan con su verbo grácil nuestras dudas y temores es que están tan presionados por la imperiosa exigencia de opinar todos los días y a veces hasta dos y tres veces sobre cualquier asunto “político” que mantener el nivel requiere esfuerzo, dedicación y sobre todo capacidad de olvido. Si la vida cambia cada minuto ¿porqué los tertulianos iban a ser distintos? Ayer los de VOX eran unos mataos que daban risa pero al parecer hoy son los triunfadores de este capítulo porque las encuestas les sitúan ya como el tercer partido tras el PSOE y el PP. Estuvieron meses y meses presentando a Ciudadanos como la esperanza blanca del liberalismo que iba a conseguir el bienestar, y mira ahora, andan hechos unos zorros y a Rivera la sonrisa profident se le ha congelado. Y es que con el agite y tal, los “analistas” no han tenido ni tiempo para comprobar que la extrema derecha, a pesar de su exigua representación institucional ha conseguido implantar parte de su doctrina más reaccionaria en comunidades como Andalucía, Madrid o Murcia, así como en numerosos ayuntamientos comenzando por Madrid.



LA “EXÍGUA” REPRESENTACIÓN

Recordemos algunos hechos derivados de esa “exigua” representatividad institucional de VOX:
- Junto a la Fundación Francisco Franco, al abad de la basílica Del Valle de los Caídos y a los sectores nostálgicos del franquismo, VOX ha sido el portavoz oficioso de quienes se oponían al acuerdo del Congreso de los Diputados y a la decisión del Gobierno socialista presidido por Pedro Sánchez de sacar al dictador de su mausoleo.
-Al mismo tiempo que rechazan la Ley de Memoria Histórica aprobada por el gobierno de Rodríguez Zapatero , el secretario general de VOX, Ortega Smith, ha manifestado públicamente que Las 13 Rosas “torturaban, asesinaban y violaban vilmente”.  La mitad de aquellas jóvenes, que tenían entre 18 y 29 años, eran militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas y fueron fusiladas en agosto de 1939 por los sublevados contra la República, cuatro meses después de finalizada la guerra. Paradójicamente, su condena a muerte se justificó por considerarlas “responsables de un delito de adhesión a la rebelión” pero en la sentencia no hay ninguna alusión a los hechos ahora declarados por el secretario general de VOX.
Afortunadamente, tanto las actitudes de VOX como las de la familia Franco quedaron arrumbadas tras la sentencia del Tribunal Supremo avalando por unanimidad la exhumación del dictador sacándole del Valle de los Caídos. Pero recapitulemos ¿cuál ha sido la actitud del PP y de Ciudadanos ante la exhumación de Franco? Desde el principio ambos partidos ya habían dejado muy clara su opinión absteniéndose en el Congreso de los Diputados cuando se aprobó el decreto ley promovido por el Gobierno de Pedro Sánchez, y ahora, tras la decisión del Supremo el PP no ha hecho ninguna valoración política mientras que Ciudadanos ha ido más lejos quitándole importancia. El inefable Rivera, que pretendiendo seguir los pasos de Donald Trump prefiere utilizar Twiter antes que enfrentarse a los periodistas, escribió en su cuenta: “Sánchez lleva un año jugando con sus huesos (de Franco) para dividirnos en rojos y azules”. Ambos partidos han hecho denodados esfuerzos para no hablar de Franco y del franquismo, aunque la irrefrenable Díaz Ayuso no pudo contener su belicoso ímpetu y tras calificar de “estéril” el debate sobre Franco añadió: “como el del aborto y la eutanasia”.

-LAS MALDITAS ENCUESTAS

Retomemos la cuestión central. El pasado mes de marzo, un mes antes de las pasadas Elecciones Generales, las encuestas mostraban un panorama desolador para la derecha e incierto para la izquierda. Los datos políticos más relevantes eran entonces el hundimiento del PP, bajada de Podemos, leves subidas del PSOE y Ciudadanos y la irrupción de VOX en el Parlamento con casi un 10 % de votos y entre 21 y 22 diputados. Y subiendo. Fue entonces cuando el PSOE comenzó a advertir sobre el ascenso de la extrema derecha y la necesidad de hacerle frente con una amplia movilización de la izquierda. Y no se equivocaban porque el 28 de abril VOX consiguió superar los dos millones y medio de votos (un total de 2.677.173, el 10,26 % del censo) y conseguir 24 escaños en el Congreso, éxito relativo que tuvo su contrapunto en un más que evidente fracaso en los posteriores comicios del mes de mayo (Europeas, autonómicas y locales). En la convocatoria al Parlamento Europeo VOX perdía cuatro puntos respecto a las generales y con con la mitad de votos, 1.388.681, se quedaba en tan solo 3 europarlamentarios. 
Sin embargo, los resultados en las elecciones locales permitieron a la extrema derecha influir en las alcaldías de 12 capitales de provincia y conseguir que Ciudadanos plegase velas y aceptase no solo compartir programas y presupuestos sino también incluso formar parte de algunos gobiernos. VOX, pese a su evidente retroceso, consiguió en los ayuntamientos españoles 655.983 votos, tres pequeñas alcaldías castellanas, y 530 concejales, mientras que en las elecciones autonómicas se quedaba con tan solo 25 escaños. Fracasaba en votos con un descenso espectacular pero paradójicamente conseguía mayor influencia sobre el Partido Popular y Ciudadanos, imponiendo programas, pactando presupuestos y desalojando a la izquierda. El “Trifachito”, cuya expresión más evidente había sido la foto de la plaza de Colón dos meses antes de las elecciones, organizando un acto no para defender un programa sino simplemente para “ir contra Sánchez”, se ponía en marcha. La derecha española, siempre renuente a admitir que en España hubo demócratas republicanos y golpistas seguidores del fascismo, decidía unir su destino político y electoral con sus primos hermanos de sangre, los más entusiastas nostálgicos de la dictadura. La experiencia de Andalucía así lo aconsejaba; los pésimos resultados en las elecciones Europeas, Regionales y Locales también.
Pero ahora se repiten las generales y ya casi nadie se cree que VOX pueda ser una simple disculpa para meter miedo porque lo cierto es que pueden doblar su representación y acercarse a los 50 escaños. Menuda broma. El fascismo en su esplendor. 

Y FINAL

Recientemente, el periodista asturiano Gregorio Morán escribió un interesante artículo sobre VOX y Las 13 Rosas en el digital VozPopuli titulado “Una derecha salvaje” en el que terminaba diciendo de la extrema derecha en ascenso: “No son un peligro, son una realidad”. Y solo cabe estar una vez más de acuerdo con él: ya están aquí y hay que pararles con los votos.



(1) El periodo de dictadura dirigido por Primo de Rivera es considerado por algunos historiadores como el primer ensayo institucional para implantar el nacionalismo autoritario en España.

(2) “Carta a los militares de España” dirigida por Primo de Rivera a los altos mandos del Ejército Republicano desde la cárcel de Alicante, con fecha 17 de julio de 1936.

(3) Además de la extrema derecha representada por Fuerza Nueva, votaron NO a la Constitución democrática de 1978  otros grupos nostálgicos de la dictadura franquista como la Unión Nacional Española (Fernández de la Mora), Acción Democrática Española (Silva Muñoz), y Falange Española y de las JONS. También votaron NO algunos partidos de la extrema izquierda o de corte independentista, como la Unión del Pueblo Gallego, Herri Batasuna y la Liga Comunista Revolucionaria. Se abstuvieron el Partido Nacionalista Vasco, Ezquerra Republicana de Catalunya y Euzkadiko Ezquerra. 

(4) Durante esta etapa de la Transición española fueron militantes de Fuerza Nueva, entre otros, el empresario y ex presidente del Sevilla José María del Nido, y Javier Tebas, actual presidente de la Liga de Fútbol Profesional. 

(5) El Frente Nacional (1986-1993) fue el último intento de Blas Piñar por conseguir que un partido de claro corte fascista pudiese sobrevivir en la España democrática tras la muerte de Franco. Apoyado por diversos grupos de la extrema derecha en Europa, sobre todo por el Frente Nacional francés y por el MSI (Movimiento Social Italiano), en 1987 se presentó a las Elecciones Europeas, consiguiendo 122.927 votos (0,64 %) y ningún eurodiputado. En los comicios de 1989 el resultado fue aún peor, 60.672 votos (0,38 %) sin posibilidad alguna de representación. Fue entonces cuando sus aliados fascistas europeos dejaron de apoyarles económicamente. Al igual que le había ocurrido en 1982 a Fuerza Nueva el partido no pudo asumir sus deudas y quedó formalmente disuelto en 1993.

(6) Soler es autor del libro “La familia Franco S.A.”

(7) “La evolución de la ultraderecha en España: claves históricas y territoriales”. Revista del Real Instituto Elcano, 19/7/2017