martes, 3 de marzo de 2020

ERNESTO CARDENAL, GASPAR GARCÍA LAVIANA Y MARILYN MONROE

Por PEDRO ALBERTO MARCOS




El relevante papel político del recientemente fallecido Ernesto Cardenal como miembro del Frente Sandinista de Liberación Nacional (1), la organización guerrillera que combatió y derrotó a la dictadura somozista en Nicaragua, así como la vocación sacerdotal a la que nunca renunció pese a haber sido sancionado en 1985 por el Papa Juan Pablo II, no restaron valor a su obra poética, muy ligada por otra parte en los afectos a la de otro cura guerrillero, Gaspar García Laviana, asturiano de la cuenca minera, con quien Cardenal compartió esperanzas e ilusiones bajo el grito de rebeldía que por entonces retumbaba en las montañas hasta bajar al valle: ¡Patria libre o morir!, como resumen de la lucha contra la tiranía de un dictador y contra la tiranía de la miseria.
Ernesto, que fue ministro de Cultura en Nicaragua tras el triunfo revolucionario, no dejó de escribir poemas nunca, recibiendo numerosos reconocimientos por parte de instituciones que valoraban por igual su contribución ética, literaria y política. La Academia Mexicana de la Lengua le hizo miembro correspondiente, al tiempo que su obra era galardonada con el Premio Iberoamericano Pablo Neruda, el Premio Internacional Mario Benedetti o el Premio Reina Sofía de Poesía. En el año 2005 fue nominado, sin éxito, al Premio Novel de Literatura. Cuando le preguntaban en las entrevistas por sus lecturas e influencias poéticas citaba siempre dos nombres, Rubén Darío y Pablo Neruda.
Tras su muerte, la poetisa Gioconda Belli (2), que también había compartido amistad con García Laviana, dijo de Ernesto Cardenal: "(...) concentraba en él dos rasgos esenciales de la identidad nicaragüense, el espíritu de lucha por el país amado y el amor por la poesía".

De su amplia obra literaria recupero el poema titulado "Oración por Marilyn Monroe"

Señor
recibe esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn
Monroe, 
aunque ése no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleada de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El tempo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el hijo del Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script absurdo.
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
                                                   se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor impuntualidad a los estudios.
Como toda empleada de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.
Sus romances fueron un eso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos 
se descubre que fue bajo reflectores
                                                          ¡y se apagan los reflectores!
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
          porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río
         la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien ue ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gánsters 
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
           ¡Contesta Tú al teléfono!


(1) Ernesto Cardenal abandonó el Frente Sandinista de Liberación Nacional en el año 1994 ante la evidente deriva autoritaria del que fuera su compañero en la guerrilla y todavía hoy presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. A partir de entonces se integró en un grupo de ex sandinistas opuestos a Ortega entre los que estaban Sergio Ramirez y G. Belli.
(2) Gioconda Belli es periodista y escritora. Durante la dictadura de Somoza estuvo exilada en México y Costa Rica. Entre otros premios ha conseguido el que concede la Casa de las Américas; el Pluma de Plata por su novela "El pergamino de la seducción" (2005); Premio Biblioteca Breve de Novela de Seix Barral (2008); Premio Hispanoamericano de Novela La Otra Orilla con "El País de las mujeres" (2010); y Premio de las Bellas Artes de Francia (2014)


martes, 4 de febrero de 2020

TAL COMO ÉRAMOS


"La Rebelión de la Cultura en Asturias"



Todo libro escrito con claridad, conocimiento y entusiasmo, no solo es un soplo de aire vivificador sino también una alegría que merece expresarse sin ambages. Si además quien lo ha escrito es amigo personal, y sobre todo un filólogo e investigador reputado como Benigno Delmiro Coto (1), esa alegría resulta aún mayor. Permítaseme por tanto recibir esta "Rebelión de la Cultura en Asturias" (las sociedades culturales frente al franquismo) como ya lo han hecho decenas de personas, bien fuese durante su primera presentación el pasado mes de diciembre en el salón de actos del Archivo Histórico de Asturias, en Oviedo, o más recientemente en el club de Prensa de La Nueva España en Gijón: con agradecimiento hacia el autor ante el magnífico esfuerzo recopilatorio realizado, a la Fundación Juan Muñiz Zapico promotora de la iniciativa, a la editorial KRK por el resultado final de la edición y al Gobierno del Principado sin cuyo apoyo económico posiblemente este libro no sería una hermosa realidad tangible.
Dice Benigno Delmiro que las casi 500 páginas de esta Rebelión podrían ser muchas más porque la historia de las asociaciones culturales asturianas durante el franquismo, pese a las dificultades naturales y sobrevenidas para consultar documentación pero con la ventaja de contar con testimonios de muchas personas que fueron protagonistas de aquel tiempo, son un pozo sin fondo en el que anidan por igual ejemplos tan extraordinarios como las Fiestas de la Cultura, las censuras, multas, sanciones y actitudes provocadoras de la Brigada Político Social de la dictadura, el espíritu resistente de la izquierda clandestina, y sobre todo ese hálito esperanzador que logró sobreponerse a la dura represión que hubo de soportar la clase obrera en un tiempo de atraganto. Sus protagonistas fueron, viene a decirnos Benigno Delmiro, unos rebeldes con causa, no tanto partidista como abierta a la inquietud, al conocimiento, al disfrute del pensamiento plural, a la información por entonces secuestrada y rota, es decir, a la libertad.
Como el autor ha tenido además la amabilidad de invitarme a escribir el epílogo del libro aprovecho por tanto las últimas palabras de ese texto para cerrar estas breves anotaciones sobre las asociaciones culturales:
"(...) De ahí venimos, cierto, pero no hay el menor atisbo de nostalgia ni melancolía al recordarlo, aunque sí agradecimiento a cuantas personas, unas conocidas y reconocidas, otras anónimas, cuyos nombres, rostros, palabras y gestos perviven en nuestra memoria".

(1) Delmiro Coto es natural de Les Roces (San Martín del Rey Aurelio), doctor en Filología, ejerció su magisterio como catedrático de Lengua y Literatura hasta alcanzar la jubilación. Es autor de los libros "Literatura y Minas en la España de los siglos XIX y XX", "Escritura creativa en las aulas" y de la biografía de "Faustino Sánchez"