lunes, 3 de diciembre de 2012

EL CLÍC-CLÍC-CLÍC FOTOGRÁFICO DE ALFONSO ZAPICO, LOS JÓVENES Y LA ESPERANZA

Uno de los síntomas más evidentes de que nuestra sociedad se encuentra en un momento crítico es la desconfianza que muestra hacia los jóvenes; desconfianza, cuando no desprecio absoluto. Bien es verdad que esa actitud suele disimularse muy bien luego, cuando llega la hora de buscar consumidores (compra-todo-aunque-muchas-cosas-no-te-sirvan-para-nada), pero no es menos cierto que el mercado aquí no deja de ser una proyección más de la cultura dominante. Ya pasó lo mismo en otras ocasiones, por ejemplo cuando la dictadura franquista envejeció hasta tal punto que ya ni el capitalismo europeo movía un solo dedo por mantener en el poder a sus herederos consanguíneos. De hecho, como bien se está recordando ahora, tras la fuerte crisis económica de los años setenta la sociedad española cambió en el fondo y en la forma, recuperó la democracia, dejó a un lado el nacionalismo casposo de mantilla y bigotito fascistoide, y se unió a la vieja Europa democrática vencedora en la Segunda Guerra Mundial. En ese tránsito no faltaron los problemas, es verdad, pero nunca nunca pudieron compararse con la tragedia vivida durante los casi cuarenta años del régimen anterior. Solo quienes abominan de la libertad pueden sentir nostalgia de aquel tiempo en el que, entre otras muchas cosas, el simple hecho de ser joven ya era considerado digno de sospecha.
Curiosamente, al recordarse estos días el aniversario de aquel aplastante triunfo del PSOE en las elecciones de 1982 un hecho sobresale sobre los demás: quienes asumieron entonces el compromiso de liderar el cambio político fueron dos socialistas tan jóvenes que apenas llegaron a La Moncloa la prensa del viejo régimen no dudó en echar sobre ellos toda la bilis acumulada desde la muerte del dictador: se llamaban Felipe González, que tenía entonces 40 años, y Alfonso Guerra que había cumplido 42.
¿A qué viene, se preguntarán, este pelotazo de gim-tonic de aparente propensión a la nostalgia? Pues tiene más que ver con el presente que con el pasado. Concretamente con un acto al que asistí el sábado en la Casa del Pueblo de Gijón, y en el que estuvo como invitado el ilustrador y dibujante Alfonso Zapico, a quien hace poco más de un mes un jurado independiente concedió el Premio Nacional de Cómic 2012. Como Alfonso nació en el año 1981, es decir, que apenas si acaba de entrar en la treintena, al mismo tiempo que escuchaba sus palabras no dejaba de pensar en lo injustificado de esa desconfianza hacia los jóvenes, ese miedo a darles el testigo, a que sean ellos quienes puedan "dibujar" y "escribir" un camino que rompa nuevamente con los males de una sociedad que con el paso del tiempo se ha convertido en demasiado ñoña e injusta, cuando no vil, al no respetar lo mejor de cuanto se había conseguido desde la recuperación de las libertades públicas.
Zapico habla como dibuja, con una especie de clÍc-clÍc-clÍc fotográfico que sabe resumir lo esencial de su ideología socialista, de izquierdas: la solidaridad con los que sufren los embates del neoliberalismo pepero (los mineros, los débiles, los olvidados, los humillados), y el legítimo derecho a la esperanza (para las comarcas mineras, para Asturias, España y Europa).
Si pueden, busquen en las librerías o en las bibliotecas públicas sus novelas gráficas, "La guerra del profesor Bertenev", "Café Budapest" (sobre el eterno y tan actual conflicto árabe-israelí), "la ruta Joyce" o "Dublinés". Están escritas y dibujadas por un joven, algo que no solo no les resta valor sino que se lo añade a toneladas, créanme.

viernes, 23 de noviembre de 2012

EL CÍCLOPE DESCONCERTADO (1)

Dos empresas de comunicación llevan un tiempo dándole a uno la turra para que me suscriba a sus periódicos digitales. Salvo la salvación eterna, cosa que agradezco, prácticamente me han ofrecido de todo dentro de sus "fabulosas ofertas": suplementos gratuitos que solo esconden propaganda, libros que nadie leerá, viajes de fin de semana a hoteles decadentes, botellas de vino de Ribera de Duero, y por supuesto sartenes, ollas, sacacorchos plateados y cuchillos trincheros (¿de dónde les vendrá esta obsesión culinaria?). Siempre he dado la callada por respuesta a tales proposiciones, más que nada porque de un tiempo a esta parte prefiero leer los periódicos cuando han pasado ya dos o tres días de su edición; las malas noticias resultan más llevaderas cuando la sorpresa, el cabreo o el dolor que suelen provocar han gozado de vida propia durante unas horas irrecuperables ya para quienes las ignorábamos. Ojos que no ven -por eso llevo antiparras desde hace años- corazón que no siente. Así que ya digo, ni puto caso a los cantos de sirena digitales. Ocurre sin embargo que hay noticias que pese a su intemporalidad no logran la esperada indiferencia, sobre todo porque remiten al origen de este comentario. Un suponer, la entrevista en papel que ha caído en mis manos con cuatro días de retraso y en la que un prócer del Opus Dei analiza el periodismo del futuro. Dice el buen hombre: "Newsweek ha cerrado su edición impresa. Hablé también con el subdirector del USA Today y me explicó cómo el 70 por ciento de los gastos de su periódico eran de producción material y de distribución". De inmediato hago memoria sobre las "fabulosas ofertas" de los periódicos digitales hasta caer en la cuenta de que algo no encaja. Si la edición de un periódico en formato tradicional provoca un incremento en su coste del 70 por ciento ¿cuánto ahorra el digital al no utilizar papel ni necesitar la mano de obra humana para su distribución? ¿ese mismo 70 por ciento? De ser así ¿cómo es posible que las "fabulosas ofertas" digitales solo signifiquen una rebaja del 40 por ciento sobre el precio que pagamos en el quiosco? Para quien firma y suscribe este lamento, agnóstico confeso y mártir al fin, debiera ser inquietante que la palabra del Opus Dei muestre con tanta evidencia su poder revelador frente al infiel, sí, pero ni las cuberterías con reflejos cegadores, ni los crí-crí de los grillos que pululan por los verdes prados de esos fabulosos hoteles que me permitirían "disfrutar de un fin de semana romántico", podrán quitarme de la cabeza que alguien me está intentando engañar con el señuelo del periódico digital. El viejo capitalismo se renueva en la forma pero mantiene el fondo: invertir menos para ganar mas. Qué listos son.

jueves, 8 de noviembre de 2012

TRES ANOTACIONES BREVES, LLEGADO ESTE NOVIEMBRE DE ATRAGANTO

LA CRISIS. ¿Acaso estamos ante una crisis nueva teñida de originalidad? Pues no, ya que en todo tiempo y lugares han existido crisis diversas, hasta esdrújulas si me apuran, combinando el engreimiento y avaricia de los poderosos con la ingenuidad de los humildes y la pereza de quienes se creían a salvo de todo peligro. LA ANTIGUA CLASE MEDIA. Todos somos mercado a pesar de los pesares, poco importa si es a través de nuestros (discretos y casi siempre exiguos) Fondos de Pensiones, con los préstamos para comprar bienes materiales (coches, casas, taladradoras alemanas, etc), o con las tarjetas de crédito. Eso sí, queda claro que nuestro puesto en el ranking de ese mercado vuelve a los orígenes tras un breve sueño de una noche de verano. Somos la última mierda. QUÉ HACER. Conocidos los culpables, herederos inevitables de "las herrumbrosas lanzas" que recrease Juan Benet, la única salida es conjurarse y comprometerse con esta maldita realidad que nos ha tocado vivir y buscar soluciones colectivas, solidarias, pues bien sabido es que las individuales solo admiten tres caminos: viven en una clandestinidad permanente o están en los juzgados o en los paraísos fiscales. Para ello será preciso fortalecer las defensas e intentar que cuanto menos no nos roben también la sonrisa, pero sobre todo poner en marcha un cambio que sonará radical para quienes se han acostumbrado a vivir en esa mierda antes citada y que la filósofa Victoria Camps nos ha dejado en el contestador de la memoria: "admirar más al responsable, honrado y decente, que al corrupto y codicioso".

miércoles, 10 de octubre de 2012

DE BANDERAS Y DERECHOS HUMANOS

No resulta fácil vivir en el desconcierto que genera día tras día este tiempo de atraganto. El hoy siempre se presenta peor que el ayer, sin que importe que hablemos del paro, de la sanidad, de la enseñanza o de las personas dependientes, ya sean enfermos, ancianos, o desposeídos. Y dicen los que saben de estas cosas que aún nos queda un largo recorrido para atisbar diminutas luces de esperanza en la lejanía. ¿Esperanza, dicen? La reforma laboral implantada por el Gobierno neoliberal español no permite tener muchas esperanzas, salvo claro está para quienes se encuentran en el bando de los que mandan, de los que tienen, de los que atesoran. El bando del poder. Frente a ese rostro impenetrable del capitalismo que ordena y manda, tan depredador e insaciable como siempre, la respuesta de los trabajadores es la única posible: protestar, salir a las calles, manifestar pacíficamente su irritación, dejar en evidencia a los corre-ve-y-diles de turno, sin que importe mucho si es por sus mentiras electorales o por sus silencios cómplices, ocultando por ejemplo que dentro de nada darán un nuevo hachazo a la gran mayoría de los ciudadanos españoles, es decir, a quienes dependen de un salario para vivir, ya sean obreros, funcionarios, pequeños empresarios o pensionistas. Así pues, como tantas otras personas, vivo enfurruñado ante el desvarío provocado por esa banda de sátrapas que actúan bajo el mandato imperativo de los especuladores. Pero ya digo, abunda el desconcierto. Un suponer, lo ocurrido días atrás con las manifestaciones convocadas por las organizaciones sindicales para hacer oír su voz frente a los desmanes de la derecha. Miles de personas volvieron a salir a las calles sin que llamasen especialmente la atención las eternas discrepancias entre las organizaciones que convocaban y los encargados de dar las cifras oficiales (policías municipales, por lo general). Hubo sin embargo un caso llamativo, Barcelona, en el que las cifras no diferían sustancialmente entre los encargados de contar: según la Consellería de Interior de la Generalitat participaron en la protesta contra los recortes del Gobierno catalán 15.000 personas, cifra que aumentaba hasta los 20.000 para la policía municipal, que esta vez sí coincidía con los organizadores. Me quedé estupefacto ¿tan solo 20.000 personas en la mani de Barcelona para protestar contra el copago sanitario, los recortes en la enseñanza pública, la disminución de sueldos de los funcionarios, etc, etc? Ese "tan solo" tiene su explicación: el pasado 11 de septiembre, durante la manifestación de apoyo a la independencia de Catalunya coincidiendo con la fiesta de La Diada, las mismas fuentes hablaron de una asistencia cercana al millón de personas. El día 11 se reivindicaba la identidad de un territorio, el nacionalismo, la independencia. El domingo, 7 de octubre, la defensa no era identitaria sino de supervivencia, de derechos humanos, de dignidad. Semejante paradoja no hace sino evidenciar el triunfo ideológico del neoliberalismo frente a la izquierda. Habrá que reconocerlo por tanto: durante los últimos 20 años han realizado un trabajo eficaz, excelente, sí.
Fotografía de la manifestación celebrada en Barcelona contra los recortes del Gobierno de la Generalitat

martes, 14 de agosto de 2012

QUEDAN POCAS DUDAS: SON UNOS AUTÉNTICOS MISERABLES

Titulares de la prensa escrita española de esta tarde: -El fiscal descarta la imputación de la infanta Cristina en el "Caso Nóos" (silencio absoluto) -Más de un millar de vecinos siguen desalojados en La Gomera (en esa isla canaria se han quemado en diez días más de 4.000 hectáreas, el 11 por ciento de su superficie total) -Un antiabortista redactará el fallo del Tribunal Constitucional sobre el aborto (se llama Andrés Ollero, fue diputado del PP y es miembro del Opus Dei) -"Ni me atienden en el ambulatorio, ni me dan medicinas" (Carlos, inmigrante colombiano irregular que sufre esquizofrenia. Lleva un mes sin tarjeta sanitaria y no recibe ningún tratamiento) -La subida de los medicamentos por el copago eleva la inflación al 2,2 por ciento

jueves, 17 de mayo de 2012

RTVE: EL REGRESO DE UN VIEJO POEMA AUTORITARIO

Han batallado como leones durante años intentando hacernos creer que no eran lo que eran, sí. Los pétreos rostros, lejos de devolver las miradas en el invisible espejo de sus conciencias, se han oscurecido al caer la noche. La noche de autos. La noche que precede a la batalla. El melífluo mandamás, entretanto, rodeado de los corre-ve-y-diles de turno, no ha podido evitar una sonrisa cáustica cuando los aplausos evidenciaron que RTVE volvía al viejo redil: VOZ IMPERATIVA DE LOCUTOR: -"¡En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares...!"- (ENTRA SONIDO DE TROMPETAS) (LUEGO,UN SILENCIO BREVE,TENSO) (
(VOZ EN OFF) - ¡Todo el mundo en pié! ¡Firrmeeeeeees! ¡muestren sus ordenadores! ¡saquen los bolígrafos de sus bolsillos! ¡dejen de pensar! EL COMISARIO POLÍTICO ENTRA EN LA SALA CON ACTITUD DISPLICENTE, MIRA UNO A UNO A LOS TRABAJADORES DE RTVE Y VA SEÑALANDO CON SU MANO DERECHA: ÉSTE FUERA... ÉSTE TAMBIÉN... ¿Y TÚ, CÓMO TE LLAMAS GUAPA?...-CUCHICHEA ALGO AL OÍDO DE SU AYUDANTE-. ÉSTA NO, QUE SE QUEDE. HAY QUE CAMBIAR TODO, LA IMAGEN, LOS PRESENTADORES, LAS NOTICIAS, LA VIDA. ÉSE ES MI MENSAJE, A PARTIR DE HOY TODO SERÁ DISTINTO, YA LO VERÁN. RTVE VUELVE POR FIN A SUS ORÍGENES, A LA VERDAD INMUTABLE.¡VIVA FRANCO! ¡ARRIBA ESPAÑA!

miércoles, 9 de mayo de 2012

POEMA ESTRAPERLISTA

La sequedad de las tierras del sur, allí donde los conejos silban tangos a media tarde, forma parte de la cultura que amamantaron muchos judíos sefarditas, entre ellos el abuelo Pedro, anarquista de primera hora y amante impenitente del vino peleón. Sus vástagos hicieron honor al pasado viajero -la trashumancia marcó tendencia, que dirían los chicos fashion- y la dispersión pasó a ser lo único real de un mundo extraño en el que la barbarie solo quedaba oculta durante las noches de invierno cuando el frío hacía imposible la batalla civil y fratricida. El hambre pasó a ser el santo y seña. Aún hoy miro a veces de soslayo por el espejo retrovisor del coche en las noches sin luna como temiendo la aparición de un rostro imprevisto, algún espectro de ese pasado quizás, mientras los dos focos de luz que hacen de vanguardia automovilista pugnan con una oscuridad inasible y rauda, mezcla de las ensoñaciones y certezas que alguien me regaló un día y que llevo prendidas en el forro de tul barato. Las noches salvajes quedaron atrás. Y en eso que llega una tormenta de nombres: Bankia, Rodrigo Rato, Luis De Guindos, un tipo al que llaman MAFO, y sobre todo otro de apellido que me remite a los años de juventud por el barrio viejo de Bilbao: Goirigolzarri, un tipo que a decir de las malas lenguas se fue no hace mucho de un gran banco con un retiro menor: 68,7 millones de euros (11.404 millones de pesetas). No se habían ido, creo, pero por si acaso ya es más que seguro que aquí están de vuelta. ¡Viva el estraperlo!

jueves, 3 de mayo de 2012

EL PESIMISMO COMO SÍNTOMA

Hay certezas que uno puede defender en todo momento y lugar, a saber: que las estrellas se hacen enormes bajo el cielo del mar Egeo más allá de las noches de verano; también que quienes destilan odio tan solo pretenden robarnos la esperanza. Primero Grecia. Cuando faltan tan solo dos días para que se demuestre una vez más hasta dónde puede llegar la capacidad de aguante de un pueblo, tan solo una constatación infame: ningún dios del Olimpo parece dispuesto a apiadarse de ellos. Ya ocurrió otras veces a lo largo de la historia griega, cierto, pero ha sido durante los últimos años cuando ese contraste entre lo vivido y lo imaginado, el quiero y no puedo, la razón y la estulticia parecen haber arrasado con todo. Los banqueros alemanes miran entre tanto expectantes las cuentas de resultados, y sus corre-ve-y-diles educados en el neoliberalismo cruel y pendenciero tan solo llegan a esbozar un rictus de desagrado. ¿Estrellas que titilan a lo lejos?¿cielos sobre el Egeo?¿Petros Markaris?...¿Qué es eso?, se preguntan. Segundo Francia. Aún mantengo en mi retina ese gesto pedante de un irritado Sarkozy echando pestes la otra noche en la televisión al comprobar que el socialista François Hollande no se dejaba intimidar por su verborrea derechista. ¿La premonición de la derrota politica? Tal vez. Quizás necesitemos más que nunca un hálito de esperanza, algo a lo que asirnos, un revolcón, qué más da, el caso es evitar este estropicio del que Sarko, Merkel, Cameron y compañía son los abanderados (Rajoy y Monti no son otra cosa que simples mayordomos timoratos). También el domingo será en Francia un día muy especial: habrá que derrotar el pesimismo como síntoma, sí

martes, 24 de abril de 2012

UNA NUBE NEGRA... ¿SÓLO SOBRE HOLANDA?

Cuando la hija de Jean-Marie Le Pen levantó la otra noche su mirada hacia el cielo infinito para agradecer ese 17,9 % de votos conseguidos en la primera vuelta de las elecciones a la Presidencia de la República francesa apenas si pudo reparar que a su lado, en actitud contrita, estaba en espíritu el hiperactivo Sarko intentando guiñarle un ojo sin que Carla Bruni se mosquease. El amor siempre ha sido algo misterioso, sí: ahora te quiero, mañana te desprecio y ¿quién sabe, mi vida, cielito, lo que ocurrirá entre nosotros cuando el cambio climático suba las aguas del Atlántico hasta el monte Gorbea?. Pero el devenir de los pueblos, de las culturas, la existencia misma de un individuo anónimo que a esta hora pasea por cualquier calle de la vieja Europa, no dependen tanto del amor contrito como de las corrientes de opinión que van generándose poco a poco por doquier. Por cierto, a mí me dio una vez una corriente de nada, puro aire contaminado dijeron, y no vean la flojera que pillé, así que comprenderán bien la desconfianza.
LA EXTREMA DERECHA COMO SÍNTOMA
Al parecer la corriente de moda en Europa es la extrema derecha, o sea grupos de personas que abominan de la democracia representativa y por tanto de los partidos políticos, pero también de los sindicatos y de las organizaciones populares; son al parecer gentes muy muy cabreadas que poco a poco van llevando hasta los parlamentos a representantes que no defienden en sus programas electorales cuestiones tan estúpidas como mejorar la sanidad y la educación públicas, dar protección a las personas mayores, promocionar el conocimiento y la libertad cultural, animar al cooperativismo o defender criterios solidarios, y es que para la extrema derecha eso son..., cómo decirlo coloquialmente..., antiguallas, tonterías que solo sirven para demostrar que los políticos tradicionales no tienen "lo que hay que tener". En esos grupos emergentes de un buen número de países europeos lo que prima es la lucha contra el inmigrante, sin que importe mucho su origen pero sí su condición: bien sabemos que la pobreza siempre ha sido sospechosa; luego todo se enmascara con otras desafecciones, unas religiosas, otras sexuales, o simplemente estéticas, pero enlazando siempre con lo que fueron las esencias del fascismo y del nazismo del siglo XX. Si algo hay que reconocerles a estos radicales de derechas es su fidelidad a un catecismo ya escrito, conocido y experimentado en millones de personas: tanto antes como ahora lo reflejaban en su odio al diferente, un suponer al negro cabrón, que seguro que es homosexual, o al árabe hijoputa y terrorista.
LA MANIPULACIÓN DEL LENGUAJE
Otro sí. En gran parte de Europa están jugando un papel esencial cuestiones como la crisis económica, la pérdida de puestos de trabajo, la proletarización de las clases medias, y como corolario el derrumbe del llamado Estado del Bienestar. Es verdad que en ese contexto la derecha europea tradicional y gobernante juega con cartas marcadas, unas veces protegiendo directamente los intereses de sus amados banqueros, y otras apoyándose en "la independencia" y "la profesionalidad" de una panda de técnicos y expertos -fundamentalmente abogados y economistas- que a la hora de la verdad no son otra cosa que vulgares empleados de quienes manejan la especulación monetaria en sus diversas vertientes. Pero todo ese juego, sin duda aburrido para los amantes de las emociones fuertes, no es nada frente al arrojo y valentía de la actual extrema derecha europea. Ellos son los auténticos revolucionarios del momento presente, sí; su cinismo político está avalado por una educación de nivel medio/alto -gracias a ese Estado del Bienestar que tanto desprecian- y saben utilizar muy bien la manipulación del lenguaje. Unos breves ejemplos quizá resulten muy descriptivos al respecto: La extrema derecha de Suecia se presenta como "El Partido de los Demócratas" (5,7 % de los votos en el Parlamento); sus homólogos de Dinamarca se hacen llamar "El Partido del Pueblo" (tercera fuerza política del país); en Finlandia, reafirmando su pureza nacionalista son "Los Verdaderos Finlandeses" (19 % de votos); en Austria y Holanda la extrema derecha comparte un mismo nombre: "El Partido de la Libertad", con los austriacos atesorando el 27 % de los votos en la ciudad de Viena, mientras que los holandeses son ya la segunda fuerza política nacional; en Suiza, más contenidos en la nomenclatura, se conforman con despistar a los incautos llamándose "La Unión Democrática del Centro". ¿Merece la pena explicar más?
¿UN REGRESO A LOS AÑOS TREINTA DEL PASADO SIGLO?
Además de esa manipulación del lenguaje, la extrema derecha europea utiliza a fondo otro argumento de viejas resonancias históricas en occidente: el miedo de los sectores obreros (antaño fieles votantes de izquierdas) ante una crisis que les está haciendo retroceder varios decenios en calidad de vida, quedándose sin trabajo y sin perspectivas ni para ellos ni para sus hijos. Los años treinta del pasado siglo XX vivieron una experiencia muy parecida: crisis económica internacional, ausencia de políticas que ayudasen a fortalecer la democracia, radicalización extrema de las ideologías, y unos gobernantes más interesados en defender sus posiciones nacionalistas que en hacer frente a los emergentes fascismo y nazismo de Italia, Alemania y Austria. Hoy es muy difícil que vuelva a darse un enfrentamiento similar, entre otras razones porque el comunismo de entonces ya no existe, sin embargo la extrema derecha europea ha encontrado un hueco inesperado en la falta de visión de los pomposamente llamados "estadistas europeos", en su permanente obsesión por evitar a toda costa (sanidad, educación, investigación, etc) los déficit. Como desde las altas instancias capitalistas se plantean esta situación como una batalla contra las actitudes enojosamente "socializantes" de países como España, Grecia, Portugal, Irlanda e Italia -que, la verdad, ya son ganas de exagerar-, es muy probable que en cinco o seis años ese plan alcance sus objetivos militares, si bien ya lo es menos que quede mucha gente para poder contarlo entonces sin dedicarles un solemne corte de mangas a tanta lumbrera que anda por ahí suelta.
UN OBJETIVO DE LA EXTREMA DERECHA: CONVERTIRSE EN LOS AUTÉNTICOS ANTISISTEMA
¿Resultado de este abracadabra? Que contrariamente a lo que pregonan los conservadores los auténticos antisistema de hoy no son esos grupos de anarquistas perroflautas que atropan las calles cada vez que se reúne el sanedrín del capitalismo financiero internacional, sino una extrema derecha que esta haciendo todo lo posible por impedir un desarrollo democrático y progresista de Europa, por desacreditar a sus gobiernos nacionales y por hundir en la miseria cualquier intento de racionalización política. Véase sino lo que acaba de ocurrir en Holanda, donde los liberales gobernantes han renunciado a seguir liderando el país porque sus aliados de la extrema derecha se niegan a aceptar las normas presupuestarias de la Unión Europea. Ese partido radical holandés, el Partido de la Libertad, resume perfectamente el nuevo estilo que adorna a los fascistas: es una organización que no tiene afiliados, que no celebra por tanto congresos para elegir a sus dirigentes y que simplemente está a las ordenes de un personajes racista, xenófobo y autoritario llamado Geert Wilders. Su enemigo mortal son los musulmanes, sí, pero en el camino hacia la eliminación de la chusma consideran necesario destruir el sistema democrático europeo, no le sirven reformas, sino una destrucción total. La chica Le Pen, en Francia no distingue entre musulmanes y negros, pero también quiere liderar la lucha antisistema, presentándose como la única alternativa frente a los "viejos" partidos democráticos que dirigen Europa. Unos y otros, daneses, suecos, belgas, noruegos, finlandeses, húngaros, suizos, austríacos y franceses, promueven esa nube negra que hoy cubre Holanda y que poco a poco va extendiéndose por doquier. Y como con las nubes negras siempre suele llegar la lluvia habrá que sacar los paraguas, entre otras razones porque el amor (político) no conoce fronteras, y los conservadores, llámense Sarko o Merkel, llegado el momento no suelen hacerle ascos a esa extrema derecha fascista, racista y xenófoba con tal de impedir una salida progresista a la crisis.

martes, 17 de abril de 2012

TEATRO, PURO TEATRO O EL CÍRCULO INFERNAL

PRIMER ACTO.- Hay asuntos de los que no suele hablarse, y menos aún escribirse, porque no forman parte del argumentario allí donde se decide qué es lo que importa en las sociedades y cómo desarrollar las acciones oportunas para llevarlo a cabo. Cuando hay aparente bonanza social esas decisiones llegan además avaladas por el entusiasmo cómplice de los beneficiarios o cuanto menos con su silencio, dando así cierta carta de naturaleza a unas relaciones muchas veces complejas cuando no inconvenientes. Un suponer, el teatro, esa vieja aventura creativa del ser humano con la que éste ha intentado recrear por igual sus miedos y entusiasmos. No sé si será de público conocimiento que el teatro profesional, es decir, aquel que sirve no solo para pasar el rato sino también para subsistir dignamente de igual forma que puede hacerlo un profesor de instituto, un albañil o un fontanero, ese teatro profesional digo, goza en Asturias de una pésima salud desde hace mucho tiempo, demasiado. ACTO SEGUNDO.- Por circunstancias que no vienen a cuento tuve la fortuna de vivir desde dentro el desarrollo del teatro independiente surgido en esta tierra a finales de los años sesenta y posteriores del pasado siglo, cuando la profesionalidad aún era un sueño en medio del entusiasmo liberador que atesoraba aquel esfuerzo; éramos ciertamente muy jóvenes, impetuosos, excesivamente crédulos tal vez, pero había algo esencial que ni los fracasos ni las decepciones consiguieron derrotar nunca: la emoción de compartir otras vidas, sentimientos que no nos eran propios para recrearlos luego frente al público. Teatro. Siempre he defendido por convicción pero sin una pizca de nostalgia que aquel tiempo de atraganto mereció la pena porque a muchos de nosotros nos enseñó a ser partícipes de lo colectivo frente a la soledad social e intelectual que propiciaba el viejo régimen nacido de una trágica guerra; también por agradecimiento hacia muchas personas que actuaron entonces con una generosidad sin límites y cuyo rastro ha ido borrándose por la evidente y al parecer inevitable fragilidad de la memoria. TERCER ACTO.- Llegó luego un tiempo de transito, de cambios, en el que algunos arriesgaron para convertir el amateurismo en una profesionalidad plena, comprometida, conscientes de que el discurso meramente reivindicativo del teatro independiente debía dar paso a otra etapa en la que la dignidad del teatrero no solo quedase a salvo sino, y sobre todo, pudiese ser un acicate para dar el impulso definitivo y normalizar así el trabajo de las compañías profesionales. Pero ahí surgieron las primeras dudas, y no precisamente en el mundo del teatro sino entre muchos de los que estaban llamados a actuar como intermediarios en el trayecto, es decir, los políticos que acababan de llegar a las instituciones democráticas (Ayuntamientos, Diputación, y Parlamento Regional). En parte, podría considerarse un proceso normal dado que la incomprensión que existía entonces hacia la cultura era consecuencia directa de un pasado preñado de miedos y autoritarismo, algo que afortunadamente pudieron combatirse con la complicidad de diversos sectores, entre ellos el periodístico, pero sin poder evitar por completo algunas tronantes actitudes despóticas y las prohibiciones taimadas. ACTO CUARTO.- Y los años fueron pasando, algunas canas fueron apareciendo ya en las cabezas de los teatreros, al tiempo que los políticos democráticos le tomaban gusto no solo a lo que les era propio, hacer política, sino que en determinados casos se animaron lo suficiente hasta convertirse en "gestores culturales" de tal forma que algunos mochuelos nos fuimos a nuestros olivos de origen conscientes de que algunas batallas estaban ya perdidas. Los planteamientos de las compañías profesionales fueron ocupando cada vez un menor espacio en la agenda política mientras que avances tan limitados como la puesta en marcha de un raquítico Instituto Regional de Teatro era presentado como el no va mas de la modernidad. Un día se lo pregunté a quien mandaba en el negocio cultural: "Oye, fulano ¿para qué queréis un Instituto si los teatreros que salgan de él no van a tener trabajo?". Su respuesta resumió perfectamente el grado de insensatez que adorna a algunos representantes públicos: "¡Hombre, por Dios! ¿y tú me lo preguntas?... eso es una herencia de los errores del pasado, lo mejor sería cerrarlo y dedicar el dinero a otra cosa, pero ya sabes, dices que lo cierras, te montan una huelga o cualquier movida semejante, y ya tenemos lío para una temporada. No, no, mejor dejarlo así, a su aire, sin que moleste demasiado". QUINTO ACTO.- Hace nada, apenas unas semanas atrás cuando Asturias vivía la tragicomedia -muy poco teatral por otra parte- de unas nuevas elecciones autonómicas leí un artículo de opinión publicado en la prensa regional por Arturo Castro, de la Compañía de Teatro "Margen", una de las treinta que luchan por dignificar desde la profesionalidad esta actividad artística, y que en el caso de "Margen" significa un esfuerzo continuado de nada más y nada menos que 35 años. Sí, han leído ustedes bien, 35 años desde que estrenaron "Y los cíclopes salieron de las entrañas de la tierra para asaltar el cielo" rememorando la Revolución de Octubre del 34. ¿Y qué decía Arturo Castro en su artículo? ¿alguna novedad? ¿algo distinto a lo que puede encontrarse en cualquier reseña teatral publicada en la prensa de los años 1980, 1992 o 2007? Pues no. Arturo hablaba de lo de siempre, de lo sabido, y prácticamente con las mismas palabras que muestran el asedio sufrido por el teatro profesional: abandono, desprecio, olvido y desconocimiento; que no existe en Asturias un política teatral; que ante la total ausencia de la iniciativa privada es la administración regional el único cliente potencial de las compañías de teatro pero que está desaparecida; que existe un intrusismo galopante propiciado además desde las instituciones cuyo fin es cumplir y hacer cumplir las leyes; en resumen, que el teatro profesional asturiano está ante una situación de gravedad extrema y que tantos años de trabajo, de esfuerzos, y de sacrificios no se merecen este círculo infernal, no.

miércoles, 21 de marzo de 2012

LA DERECHA DE TODA LA VIDA

Hubo un tiempo en el que la necesidad de pasar página en la historia de España alentó bastantes amnesias indeseadas, algunos olvidos voluntarios y más que nada un dejarse llevar por los acontecimientos. Soportar durante 36 años la dictadura de Franco había sido un ejercicio lo suficientemente canalla como para mandar a paseo sin más los correajes fascistas, las invocaciones al "caudillo por Dios y por España" y a toda la parafernalia del régimen en cuanto su idolatrado jefe murió en la cama de un hospital. La extrema derecha quedó entonces huérfana y sin saber hacer frente al espíritu reformista de parte de la tropa, amamantada como estaba espiritualmente por la embajada americana en Madrid. La Unión del Centro Democrático fue un partido de ocasión, cierto, y cumplió su papel hasta donde pudo y le dejaron, pues es bien sabido que quien asume desde dentro el cambio de un régimen político difícilmente verá reconocido ese esfuerzo (Gorbachov, Othelo, Suárez...). La derecha española tardó en reaccionar, sobre todo porque un par de andaluces que habían amamantado la tradición socialista por los montes asturianos de Peñamayor fueron lo suficientemente inteligentes e intuitivos como para no dar ocasión a que los viejos dinosaurios del franquismo pudiesen imponer sus actitudes autoritarias y tronantes. Hubieron de pasar 14 años, toda una vida, hasta que una de sus jóvenes promesas, Aznar, que ni tan siquiera había votado favorablemente la Constitución democrática de 1978, pusiese en orden la casa. Triunfaron en las elecciones de 1996, sí, pero fue un tiempo muerto, una simple pausa; de hecho, una de las características más definitorias de la derecha española es ese carácter displicente que les hace levantar la mano de forma amenazante a la menor ocasión, no  tanto para asustar al oponente político como a sus propios correligionarios, a sus compañeros, a sus camaradas. La  bronca interna es su mundo (plagado de intereses) y es ahí donde se mueven con soltura. Por eso no entienden lo que significa el debate político democrático; tampoco las normas que lo sustentan, ya sea con respecto a sus oponentes políticos de la izquierda o a los medios de comunicación. Seguro que ustedes habrán leído como yo la noticia: en la actual campaña electoral al Parlamento asturiano, los dos partidos de derechas que nos acompañan reparten desprecios por doquier a la prensa escrita. El Foro inventado por Cascos no hace declaraciones a La Nueva España, mientras que La Voz de Asturias recibe doble desprecio: ni el Foro ni el PP quieren saber nada con sus páginas, con sus periodistas, con sus opiniones.   Eso sí, para que no decaiga la afición, y con vistas a que la parroquia no se aburra en exceso, se tiran puyas entre ellos, se lanzan pellizcos, intentan amagar y no dar, como si fuese un combate falso, previamente amañado por sus genes. Es la derecha de siempre, la de toda la vida, incapaz de poner los intereses generales por encima de los particulares, de sus orgullos, de sus intereses. Menos mal que en la izquierda existen otros modales,  otras formas y esperanzas. Un artista joven,  de la cuenca minera, Alfonso Zapico ha sabido retratar esa diferencia. Vean sino esta anatomía de un candidato.



anatomía de un candidato

viernes, 24 de febrero de 2012

EL ARZOBISPO

Desde hace muchos años cuento entre mis amigos a un pequeño reducto de aquel cristianismo heredero de viejos conflictos nacidos en el seno de la Iglesia Católica, ya fuese el Concilio Vaticano II, la Teología de la Liberación, o mismamente Cristianos por el Socialismo, y he de agradecer que ni en los peores momentos de mi agnosticismo confeso (pero no mártir) hubo el menor problema a la hora de confrontar con ellos ideas propias y ajenas; es más, hasta no hace demasiado tiempo siempre que había una convocatoria electoral en ciernes surgía la cita inevitable en torno a una mesa de chigre para argumentar y contrargumentar nuestro voto nada secreto, incluida por supuesto la abstención. Más de una vez terminamos la refriega a voz en grito para escándalo de la cocinera o de algún parroquiano crédulo porque amigos sí somos, pero tercos mucho más, sobremanera cuando el combate dialéctico se desplaza del hoy al ayer, es decir de lo que somos y de lo que quisimos ser.
A estas alturas del mes de febrero desconozco si se cumplirá una vez más esa cita preelectoral o si por el contrario las ocupaciones de cada cual impedirán el evento, pero sea como fuere, yo ya tengo la batería cargada por si acaso. Es más, desde que el arzobispado de Oviedo cuenta con esa joya medieval que responde al nombre de Jesús Sanz Montes mis amigos cristianos saben sobradamente que parte de sus argumentaciones del pasado no tienen hoy ningún sentido. Cuando Merchán, Osoro, o Yanes pastoreaban por estos pagos siempre les quedaba un resquicio para defender la supuesta "independencia" (sic) política de la jerarquía eclesiástica asturiana debido más que nada a la evidente habilidad diplomática de aquellos arzobispos pero ese cuento ya se acabó.
La llegada de Sanz Montes a Asturias ha roto con un largo historial de no agresión entre la Iglesia Católica y la izquierda sindical y política, pacto no escrito que surgió cuando Franco quiso reverdecer sus viejos laureles de la Revolución de Octubre de 1934 decidiendo que las huelgas que llevaban a cabo los mineros asturianos en los años sesenta debían reprimirse costase lo que costase, y vaya si costó: torturas, escarnios, deportaciones y despidos. Una parte del clero asturiano se opuso entonces a las atrocidades ordenadas por el dictador y amparadas por quien era su propagandista de cámara, el recientemente fallecido Manuel Fraga, y aquel gesto fue suficiente para generar un respetuoso entendimiento que, ya digo, hoy está completamente roto. El tronante arzobispo de la diócesis de Oviedo apenas puso los pies en esta tierra ya dio claras muestras de su visión reaccionaria, sectaria e intransigente en asuntos varios, pero sobremanera en todo lo concerniente a la vida política asturiana. Al mismo tiempo que echaba pestes contra todo lo que olía a la izquierda en general y al socialismo en particular no dudaba en rendir pleitesía a esta derecha cainita que nos ha tocado en (mala) suerte, y para muestra ahí tienen la fotografía que acompaña a este comentario en la que, pásmense, el titular del periódico que se hizo eco del acontecimiento decía así: "SANZ BAUTIZA LA CAMPAÑA (ELECTORAL) DEL PP".  ¿El arzobispo de Oviedo apoyando a un partido político determinado? Pues sí, ahí lo tienen, con dos cojones, como debe ser ¿Para qué andarse a estas alturas con respetos melifluos al pluralismo democrático? Eso sí, don Jesús Sanz Montes aún no ha dicho ni mu sobre cuestiones tan irrelevantes para su magisterio pastoral como el manifiesto engaño del PP en la pasada campaña electoral ocultando a los votantes su auténtico programa: una Reforma Laboral hecha a la medida de los empresarios más defensores del neoliberalismo ; la subida de impuestos; la anulación de leyes progresistas de diverso tono (Ley de interrupción voluntaria del embarazo, Ley de la Memoria Histórica, la asignatura Educación para la Ciudadanía, etc); paralización de la Ley de Dependencia; medidas draconianas contra la enseñanza y la sanidad pública; y lo que desgraciadamente siguen ocultando y que no harán público hasta que se celebren las elecciones de Andalucía y Asturias. ¿Quiénes considera el arzobispo de Oviedo que son los perjudicados por todas estas medidas adoptadas por el Gobierno del PP? ¿o según su opinión más que preocuparse por los perjudicados lo realmente cristiano es ponerse al lado de quienes salen beneficiados de tanto desatino? No sé, no sé, pero intuyo que si por fin se celebra nuestra particular cumbre preelectoral, mis amigos cristianos lo van a tener esta vez muy complicado para conseguir exculpar a este arzobispo bronco, de apariencia sibilina y sobre todo derechista, y no recordar aquella escena en la que Jesucristo, su Jesús del Gran Poder, escandalizado, echó a golpes un día a los mercaderes fariseos que invadían el templo.

lunes, 13 de febrero de 2012

DE LOS SINDICATOS OBREROS, DE LA DESESPERANZA, Y DE LAS MALAS NOTICIAS

UNO: GRECIA EN EL CORAZÓN
El frío que llega del norte apenas si consigue hacer olvidar la tragedia que quema el sur. Hace unos años eran los bosques del Peloponeso, ahora son los corazones de millones de griegos tratando de rechazar el protectorado que la banca internacional, sobre manera la de origen teutón, intenta imponerles a sangre y fuego. Arden las calles de Atenas, sí, y la huelga general es una vez más el último recurso de los que nada pueden ya perder porque se lo han quitado todo. Desde los aledaños de la embajada española miro una vez más hacia lo alto de la Acrópolis tratando de ver el flamear de la bandera griega que una noche ya lejana fue el sueño de Panagulis pero solo  alcanzo a escuchar una canción de Theodorakis que habla de traiciones, de derrotas y de amores imposibles.

DOS: RENACEN LOS PANFLETOS
El ciberespacio vive momentos de gloria en España tras convertirse en el principal medio de expresión de millones de personas que no tienen cadenas de televisión a su mando, ni emisoras de radio, ni periódicos, ni una revista, ni tan siquiera un perrito que les ladre. Triunfa el blog, hijastro del antiguo panfleto clandestino, o tal vez amante secreto de los boletines creados a golpe de vietnamita en los años sesenta del pasado siglo XX. Son siempre voces individuales que no buscan cambiar el mundo sino decir en voz alta cosas que de otra forma quedarían ocultas para siempre nunca jamás. Voces. Voces con eco, eco, eco, que resumen sentimientos y dejan rastro de vida.

TRES: LA BATALLA DE LOS SINDICATOS OBREROS
Es verdad, como decían los clásicos, que cada época tiene su afán. Pocas dudas quedan ya sobre qué es lo que preocupa, interesa y busca la derecha económica y política de España en el momento presente: el debilitamiento definitivo de los sindicatos, o dicho a la manera de la inefable Margaret Thatcher, doblarles el espinazo, hacerles morder el polvo (aunque sea polvo enamorado), destruirlos.
Curiosamente, los sindicatos obreros españoles no solo son vistos con desprecio por sus enemigos naturales, sino que quienes debieran ser sus principales valedores, los obreros, los campesinos, los empleados, muestran un desapego producto sin duda de errores propios pero también, y sobre todo, de una larga historia de silencios y olvidos. UGT y CCOO fueron los principales defensores de la democracia durante la Transición política española, luchando sin descanso contra quienes pretendían reformar simplemente el franquismo, pero nunca les llegó ese reconocimiento y hoy los libros de historia les niegan su protagonismo en aquella generosa entrega. Pero ahora no se trata de hablar de historia sino de defender derechos democráticos que están en peligro debido a las leyes que ha aprobado y seguirá aprobando el Gobierno de la derecha. Leyes que el PP ocultó a los ciudadanos durante la pasada campaña electoral pero que ahora pretende aplicar con mano de hierro; leyes que remiten al siglo XIX, a la desprotección laboral, a la pérdida de derechos que van desde los convenios de empresa hasta la jornada de trabajo, pasando por el tipo de contratos y por supuesto por las fórmulas de despido. Así las cosas, ahora se trata de responder con la misma contundencia, y esa respuesta solo podrán darla los trabajadores a través de los sindicatos, pese a sus carencias, pese a todo. Atentos.

domingo, 12 de febrero de 2012

¿EL SENTIDO DEL HONOR O EL SENTIDO DEL HUMOR?

Hay historias que se repiten periódicamente igual que esos rumores de origen incierto que sitúan a algún nuevo rico conocido en bancarrota, a la rubia de la perfumería liada con con ese tipo infame que asegura ser un "progre" desde su más tierna infancia hasta los 54 tacos actuales, o sin ir más lejos el cotilleo burdo y soez que apunta con el dedo acusador a la vida privada de algún conocido venido a menos. Nada nuevo bajo el sol, no. Pero entre todas esas historias que tienden a la renuencia las hay especialmente dañinas, más que nada porque nos remiten a viejos tópicos que formaron parte de nuestra educación sentimental. Un suponer, la envidia trapisondista que atesoran los vecinos de fronteras (Francia, Portugal y Marruecos) por los continuos éxitos de los deportistas que nos son propios.
Cuando un señor bajito, de voz aflautada y con muy mala leche mandaba por estos lares los triunfos deportivos españoles tenían doble mérito porque "el enemigo" externo siempre trataba de engañarnos. Los extranjeros eran por tanto unos hijoputas tramposos que solo cuando el genio patrio lograba sobreponerse a tanta infamia permitía a nuestros deportistas conseguir el triunfo inapelable, eso sí, con la inestimable ayuda de la virgen María, del Espíritu Santo y de algún patrono local.
El asunto no tendría mayor trascendencia salvo por el interés desaforado que algunos medios de comunicación -alentados sin duda por otras "instancias superiores"- gustan de mostrar cuando la agresión de los hijoputas de turno se convierte en toda una afrenta al honor y al buen hacer de nuestros representantes auténticos, los deportistas triunfadores, puesto que los otros, los que elegimos con el voto secreto y democrático, bien sabemos que son una panda de mastuerzos que ni saben rematar de "chilena", ni nada de nada, además de conseguir enriquecerse a nuestra costa, que esa es otra, y no como los deportistas de élite, pobres, que viven con lo puesto, y quizás por eso se ven obligados a ingresar sus beneficios en los paraísos fiscales y evitar así que llegado el momento del retiro la miseria se los lleve por delante.
He de confesar que en parte entiendo el enfado de la afición: también yo disfruto de los triunfos de la selección española de fútbol, de los éxitos de Nadal en el tenis, o mismamente de ese ritmo cadencioso que atesora Alberto Contador cuando sube en bicicleta por los Pirineos o los Alpes. Pero hasta ahí las coincidencias. Cuando el orgullo herido se convierte en lastimero llanto porque unos muñecos de guiñol le han echado azufre a un asunto tan controvertido como el del dopaje y del enfado ocasional se pasa a un nacionalismo de charanga y pandereta, lo siento mucho pero por ahí no paso. La crítica, y más basada en el humor, esté aderezada o no por el ácido sulfúrico, es parte consustancial a las sociedades libres y por tanto ni propios ni ajenos están libres de su dictado ocasional. Inferir a partir de esas críticas que existe una confabulación internacional contra nuestros deportistas es tanto como regresar a los tiempos de maricastaña cuando el dictador bajito del que les hablaba antes recurría a los peligros insaciables de la masonería, del comunismo, de los homosexuales y de los judíos; o incluso a otros tiempos menos pretéritos, como cuando el ministro Trillo gobernaba por estos lares e invadió el islote de Perejil salvando así el honor mancillado por media docena de pescadores moros que andaban tras un banco  de sardinas.

La selección española de fútbol -sobre todo si recupera a David Villa-, Rafael Nadal y Alberto Contador volverán a hacernos disfrutar pronto porque son unos artistas y la calidad no es flor de un día sino consecuencia del esfuerzo continuado, pero incluso aunque así no fuese, aquí el menda no está dispuesto a invadir Francia, ni a reconquistar Marruecos o Portugal, ni por supuesto a darme golpes en el pecho gritando ¡Gibraltar español! porque ciertamente todos los nacionalismos tienen un mismo objetivo: echarle la culpa al vecino de cualquier circunstancia que no nos sea favorable tras considerar que estamos en posesión de la verdad absoluta. Así que ya vale de llantos lastimeros y de distraer a la afición. Los guiñoles a lo suyo, Contador a prepararse para volver al a ganar un Tour, Nadal a mantener la buena forma mostrada este año, y nosotros a no olvidar la realidad: que quienes más gritan por el honor patrio supuestamente mancillado son precisamente quienes acaban de aprobar o de aplaudir una serie de leyes que causarán un gravísimo perjuicio a millones de españoles, bien en su trabajo, en su centro de Salud o en el colegio de sus hijos, al margen de que les guste el fútbol, el tenis o el ciclismo.