jueves, 5 de abril de 2018

MAPAMUNDI (de los manipuladores)

Ciertamente es un escándalo, y todo porque la actitud de algunos medios de comunicación, sobre manera los televisivos, se aleja cada día más de la información, del viejo espíritu del periodismo según el cual el principal objetivo es aportar datos para que los ciudadanos puedan formar libremente su criterio ante cualquier asunto público. Frente a tan loables intenciones, la norma al uso y abuso en los tiempos que corren no es otra que adentrarse sin mesura en un continuo fraude en el que abundan las opiniones, las impresiones personales o de grupo, el enredo dialéctico, con ese bla, bla, bla cansino y mendaz que pulula por los platós como alma que lleva el diablo. Hay ejemplos para todo. Un suponer, si usted gusta del fútbol hágase un favor y no intente ver el resumen de la jornada ni en La Sexta, ni en TVE, ni en Gol, ni en cualquier otro canal, porque en vez de imágenes de los partidos tendrá que soportar la verborrea de los agudos comentaristas, de los expertos mil veces fracasados, de los tertulianos tremebundos o de los ex árbitros reconvertidos en hermanitas de la caridad. Antes de conseguir ver 45 escuálidos segundos de imágenes con verdadero interés informativo sobre un encuentro que finalizó seis horas antes, tendrá que soportar la consiguiente ración de publicidad directa, indirecta o circunstancial, seguida de un "debate" (sic) de media hora en el que los tertulianos defenderán a gritos al equipo de sus amores y atacarán al contrario con el mismo ardor guerrero. Pero si hastiado de tanta estupidez se olvida del fútbol y comete el error de querer seguir por televisión un debate político, como el que ayer tuvo lugar en la Asamblea de la Comunidad de Madrid, para conocer los argumentos de una señora bajo sospecha de haber conseguido un máster por la cara y a base de todo tipo de irregularidades, pero también los de la oposición que le recrimina tal actitud, el asunto puede convertirse en un auténtico drama. El Canal 24 horas de TVE, sumidero de las manipulaciones más groseras desde que los comisarios políticos del PP sustituyeron a los periodistas, no solo ha censurado buen parte de las intervenciones de la oposición (PSOE y Podemos) sino que al mismo tiempo que elevaba a los altares a la señora en cuestión dejaba en ridículo al portavoz de Ciudadanos, precisamente el partido que permite gobernar a los conservadores en Madrid. Tener que escuchar una y otra vez las melifluas opiniones de cuatro tertulianos mientras en una esquina de la pantalla se ve a los parlamentarios de la oposición en pleno debate pero sin poder oír qué dicen, es el mejor resumen del concepto que tienen estos manipuladores a sueldo sobre el derecho a una información libre, plural y profesional. Así las cosas, solo se me ocurre una venganza a tono con tanta estulticia: atarles a una silla para que vean una y mil veces la película "Grupo salvaje" de Sam Peckinpah. Otra sería ponerles "Primera plana" de Billy Wilder, pero mucho me temo que no la entenderían.