lunes, 1 de marzo de 2021

Entrevista


Maxi Rodríguez: "cada vez es más
necesario el sentido del humor"


El dramaturgo y escritor asturiano publica un nuevo libro: 

“Lear o el deporte rey”

 


Por PEDRO ALBERTO MARCOS




































Pregunta.- Para ir entrando en materia, Maxi, cuéntanos de qué va este nuevo libro

Respuesta.- Libro del KO define su colección "Hooligans Ilustrados" como el fútbol hecho literatura. Y lo cierto es que a mí no me ha costado demasiado asimilar esa idea porque he crecido entre el fútbol aficionado y la literatura dramática. De ahí el título "Lear o el deporte rey", una divertida crónica sentimental a través de los colores de mi equipo de fútbol, el Sporting de Gijón, que arranca con las contradicciones de alguien que creció entre dos mundos antagónicos.

P.- Así pues, teatro y fútbol. Es decir, que fijas la mirada en dos mundos que como acabas de recordar te son muy propios. Mientras que el rey Lear nos remite al teatro, tu inicial fórmula de supervivencia, resulta que el fútbol, algo que pudo haber sido y no fue, queda relegado a las emociones, al seguidor impenitente que se alegra y sufre con el club de sus amores ¿Quién sale ganando de esa confrontación? ¿o en tu caso son indisociables ya que desde pequeño jugabas al fútbol y al mismo tiempo tratabas de acercarte a los escenarios teatrales?

R.- El teatro (interpretar, escribir, dirigir) siempre ha sido mi vocación. El fútbol tenía más que ver con llenar el interminable tiempo de ocio en mi infancia y adolescencia. Siempre supe que no sería un crack del balón, sin embargo todo lo que rodeaba aquel mundo de banquillos, casetas, patadas y escombrera, en el corazón de la cuenca, me parecía una fuente inagotable de historias. De hecho, con los años me he dado cuenta de mi enorme capacidad para vampirizar todas aquellas vivencias hasta el punto de convertir al fútbol en algo recurrente en casi toda mi obra. Desde ser entrenador de alevines del Figaredo en "Carne de gallina", árbitro de fútbol en "Lo que el ojo no ve" (y en las series de televisión "Periodistas" y "Doctor Mateo" hasta escribir varias obras teatrales como "¡Oé, oé, oé!" (con prólogo de Jorge Valdano) y "Fora de Xogo" (estrenada y distribuida en lengua gallega). Incluso, en mi etapa de guionista de la serie "7 vidas" no me resistí a crear una trama de fútbol-empresa en la que los personajes de Javier Cámara y Toni Cantó veían peligrar por culpa de las bajas pasiones su larga amistad. En los ochenta los teatreros militantes veíamos al fútbol como un enemigo que nos robaba espectadores, mi "vergüenza poética" ha sido convertirlo en fuente de inspiración.

P.- Los escenarios en los que se mueven los actores y los terrenos en los que se enfrentan los futbolistas forman parte desde hace tiempo, y cada vez más, del mundo del espectáculo, con sus inevitables tintes dramáticos, pero en tu caso el humor sirve para atemperar los ánimos ¿es una vez más la mejor fórmula para dar respuesta a dos realidades tan relevantes en la sociedad actual?

R.- Cada vez es más necesario el sentido del humor. Máxime en la actualidad  donde desgraciadamente estamos viviendo una cierta "futbolización" de la sociedad, o eres de los nuestros o te vamos a reventar. Los fundamentalismos y el espíritu hoolingan te alejan de escuchar a los demás, tratar de empatizar y, cuando menos, tratar de respetar al adversario (sea político, personal o deportivo). El prisma humorístico nos ayuda a quitar gravedad a todo y tratar de relativizar. Sin eso -al menos a mí- me resulta muy complicado sobrevivir.

P.- A uno que nació en El Pedroso, en la entrada de Cuna y Cenera ¿no le llamaron nunca traidor por ser del Sporting? Tradicionalmente, la cuenca del Caudal era del Oviedo y la del Nalón del Sporting... En el Nalón solo había una peña azul solvente y casi logramos destruirla. Al fin y al cabo, Roma no paga a traidores.

R.- Para nada. ¡Jajaja! No está tan claro eso. De hecho, en el libro cuento la primera vez que fui a El Molinón desde El Pedroso con mi tío Naus (y padrino, por cierto, él siempre juró que a mí me bautizó el champán). Había -y hay- mucho sportinguista en la cuenca del Caudal. Ten en cuenta que en el Sporting "matagigantes" jugaba gente de Turón (Redondo, David) y Mieres (Tati Valdés). Yo de niño iba a ver a mi equipo con la peña "Los 3 de Figaredo". Incluso ahora (con la afición más repartida entre Oviedo y Sporting) hay una sana piquilla vecinal, un salseo sano y fácil de llevar.

P.- Como muchos sportinguistas eres del ala defensora del viejo mito de los años setenta y ochenta del pasado siglo cuando triunfaban en el primer equipo jugadores de la casa como Ablanedo, Mino, Marcelino, Villa o los que acabas de citar, aunque a veces se olvida que también había entonces jugadores de fuera realmente excepcionales, casos de Ferrero, Doria, Mesa o incluso Reza ¿Crees que vivimos ahora un renacimiento de la Escuela de Mareo?

R.- Creo, y veo, (lo digo y escribo con pesar) que sigue sin haber un modelo de club. Se puede decir una cosa y hacer la contraria de una temporada a otra. Estos son mis principios y si no te gustan tengo otros. Parece que sí, que se apuesta por Mareo pero cuando hay pasta se ficha enloquecidamente cualquier medianía que venga de afuera. Así se destrozó el proyecto de los guajes. Se ha vuelto a mirar a Mareo, entre otras cosas, porque no hay mucho dinero y claro, a la fuerza ahorcan. Ojalá de una vez por todas se apueste por la gente de casa reforzada (como antiguamente) por dos o tres fichajes contrastados de fuera.

P.- La pandemia ha dejado vacíos tanto los teatros como los estadios de fútbol. Los trabajadores de la cultura lo estáis pasando muy mal mientras que en el fútbol la situación es bien distinta, los jugadores siguen trabajando y cobrando mientras que a los clubes únicamente les interesan las retransmisiones de los partidos para seguir pagando contratos millonarios ¿Cómo intuyes que será "la nueva realidad" cuando se supere el coronavirus?

R.- Pues temo que haya un retroceso del espectáculo en vivo y se tire para siempre de pantallas, lo mismo que ahora en las retransmisiones deportivas, entre trampantojos, con el público pintado y sus voces programadas. En mi ámbito laboral se está tirando de streaming y otros recursos virtuales en detrimento del encuentro vivo y directo con el espectador. Espero que cuando hayamos pasado el horror de la pandemia todo vuelva a su cauce. Pero francamente lo veo complicado y sospecho que los pobrecitos analógicos sucumbiremos ante este boom virtual que ha venido para quedarse.

P.- ¿Y el teatro en Asturias? Periódicamente pueden leerse en los periódicos y en las redes sociales las críticas de los teatreros hacia las decisiones, o ausencia de las mismas, de los gobiernos. Sin ir más lejos, semanas atrás leíamos un artículo de Etelvino Vázquez en el que se recordaban reivindicaciones y propuestas que llevan años y más años sin conseguir respuesta ¿Cabe la esperanza aún?

R.- Tú lo has dicho: años y años. Cuando llevas tanto en esto no te quedan demasiadas esperanzas. Seguimos en ello por tozudez, porque es nuestro medio, nuestra forma de vivir y de contar historias. Yo empecé a hacer teatro cuando gobernaba la Unión de Centro Democrático, el partido de Adolfo Suárez, y he visto políticos de todos los colores. No se trata de ejercer permanentemente de plañidera, pero está claro que como tú no te lo curres y esperes que los gobernantes de turno apuesten por la cultura a saco lo llevas claro.

P.- ¿Tus próximos proyectos? ¿o hacer planes, que nunca es fácil, se ha hecho mucho más complicado en la situación actual?

R.- No soy mucho de contar cosas pero ahora siento que podría contar muy poco. O nada. Está todo raro. Fechas que bailan, proyectos en el aire o pospuestos sine die, apatía, miedo... Sigo, claro, cocinando cosas y, por supuesto, cruzando los dedos.





























 


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